Medea, cuyo rostro no conocemos, pero podemos imaginar en esculturas y cuadros, no era cantante ni bailarina. Era hechicera. Hace más de 2500 años, un tragediógrafo griego difundió su historia. La leyenda, seguramente más antigua, fue primero voz y escritura con Eurípides. Ese detalle ha permitido que su historia pase de generación a generación.
Medea se ha representado desde 431 a.C. en los escenarios más diversos del mundo, como teatro, como ópera, en películas. Las mujeres que la interpretan quedan de alguna forma marcadas por la fuerza del personaje, como sucedió con la extraordinaria María Callas. Sobre su figura se han escrito poemas, tratados sicológicos, ensayos sociales.
La versión más difundida cuenta cómo ella ayuda a Jasón a recuperar el vellocino de oro, incluso actuando contra su padre y su patria. Ella conocía los brebajes y hechizos de su tía Circe. Medea, como hija del rey de la Cólquide y de una ninfa, tenía posibilidades de vivir tranquila con sus propios poderes y los de su familia. Sin embargo, escogió seguir a Jasón por amor y cooperar con él y con los argonautas.
En Corinto fue despreciada por ser forastera, diferente, hasta “bárbara”. El hombre que recibió su amor la traicionó con una joven princesa, griega, Creusa. Despechada, Medea regala un vestido a la novia que la quemará, descuartiza a sus hijos que sirve en banquete al padre.
¿Culpable o inocente? Hay cantidad de opiniones sobre su venganza.
Así pues, la historia de Shakira y Piqué nos muestra que no hay nada nuevo bajo el sol. En nuestro continente, Violeta Parra dedicó también varias tonadas a su amante traidor, “pupila de águila”. Dicen que probablemente era para Gilbert Fabre, el gringo que la dejó por una boliviana.
Lo que es original de esta época de banalizaciones es el impacto mediático de la composición dedicada por la colombiana al español. Seguramente en 25 siglos, la tragedia de Medea no consiguió que 70 millones de personas en el mundo, principalmente latino, escuchen al mismo tiempo su venganza convertida en canción.
Shakira, BZRP Music Sessions # 53 llena redes sociales que van sumando cifras a una velocidad fantástica. No solo eso, hay incontables reproducciones en radios, en programas musicales, titulares en la prensa. Columnistas de opinión, usualmente ocupados en otros asuntos, no dudaron en relacionar el tema con recuerdos de otra pareja o con los movimientos feministas o con las reacciones de la otra parte.
En cambio, cada vez son menos las personas, los periodistas, los columnistas que se ocupan de otras mujeres afectadas. Esas mujeres que sirven de trofeo de guerra, que pierden no solamente una pareja sino la esperanza, la ilusión del amor, la posibilidad de vivir en paz.
Mujeres, desde la temprana adolescencia hasta la cuarta edad, que son ultrajadas, violadas y también asesinadas por los rusos que han invadido Ucrania. Se acumulan cientos de testimonios que salen en algún rincón del portal de una agencia de noticias o en un resumen noticiero.
Los rusos han demostrado una cobardía infame. No son ni siquiera soldados los que luchan en el terreno, son mercenarios- muchos exconvictos sacados de las cárceles por el genocida Yergueny Prigozhin, dueño del grupo Wagner. Hombres drogados, que parecen zombies robotizados, como describen sus víctimas, están descuartizando a un pueblo ante la tibieza de la reacción mundial.
El No Estado Plurinacional que preside Luis Arce Catacora y su canciller Rogelio Mayta se abrazan, toman té y sonríen para la foto junto con los representantes del régimen asesino de Vladimir Putin.