Este 8 de marzo la Red Internacional de Mujeres de América Latina y El Caribe convoca a levantar las banderas de la paz y la solidaridad internacional con las víctimas de la guerra.
La cara más violenta del orden patriarcal golpea nuevamente la vida de miles de mujeres, hombres, niñas y niños que viven los estragos de una confrontación que viola sus derechos a la paz y a la seguridad. La invasión rusa a Ucrania pone de manifiesto la insuficiencia y debilidad del actual orden multilateral para prevenir el desenlace bélico de conflictos latentes que pudieron evitarse. Hoy apreciamos como, al amparo de intereses geopolíticos definidos por cúpulas de poder, se hacen trizas las esperanzas de bienestar de una ciudadanía cuyas necesidades y aspiraciones han sido silenciadas.
Todo indica que se abre una coyuntura internacional muy compleja, con derivaciones que agravarán las crisis económicas, políticas y sociales que ya venían experimentando los países de nuestra región. La posibilidad de recuperar la economía golpeada por la pandemia parece improbable a corto plazo, y la cara de la pobreza, la desprotección e inseguridad obscurecen el futuro.
Como históricamente ha ocurrido, las guerras afectan significativamente a las mujeres y el actual escenario en el este de Europa no es una excepción. El desplazamiento hacia los países vecinos, la separación de las familias, la ausencia de condiciones mínimas para la sobrevivencia, vulnera gravemente la seguridad humana y constituye un retroceso en la lucha por los derechos, la igualdad y la justicia de género.
Por ello en este 8 de marzo la Red Internacional de Mujeres de América Latina y El Caribe (RIMLAC) llama a levantar con fuerza el legado pacifista del movimiento feminista internacional.
Llamamos:
- Rechazar el uso de la fuerza o amenaza de la misma en las relaciones internacionales, abogando por el pleno cumplimiento de la Carta de Naciones Unidas y el respeto al derecho internacional.
- Solidarizar con las víctimas de la guerra, no solo en el territorio atacado sino también en el país que inició la agresión y que ya comienza a recibir los impactos del aislamiento internacional, con graves costos para su propia población.
- Visibilizar y adherir a las redes de resistencia feminista que promueven agrupaciones rusas y multiplicar esta iniciativa en América Latina y El Caribe.
- Contribuir desde los espacios sociales, políticos y académicos a promover una nueva narrativa que ponga en el centro del debate la búsqueda de una paz estable y duradera, que busque consensos en torno a la reconfiguración de mecanismos de seguridad internacional basados en el diálogo, la mediación y la negociación entre las partes en conflicto.
- Abogar por dar continuidad a los esfuerzos por el desarme nuclear y la plena vigencia del Tratado de Tratelolco en América Latina y El Caribe
- Exhortar a un replanteamiento del orden multilateral global, con el objetivo de alcanzar un mayor equilibrio en las relaciones internacionales. Fortalecer el poder de las Naciones Unidas, para evitar que intereses geopolíticos parciales sigan interfiriendo en la tan ansiada y necesaria paz mundial.
