Paula, recordó que nuestra historia no tenía ningún sentido. Las fotografías, las cenas en los parques y las llamadas se esfumaron en la monotonía. Una monotonía que nos hizo olvidar un ayer; acelerador de nuestros corazones en las frías calles del olvido. La monotonía era la vencedora de nuestro camino sin retorno, y tarde lo comprendí.
Entre nubes
Silenciosas y enamoradas
endulzan el cielo
de los claveles
de tu alma
amor mío.
Entre nubes
los latidos de tu corazón
le dan sentido
a mi vida
sendero mío.