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Minicuentos al ritmo de boleros

Oscar Seidel

1. El Reloj

La pareja de enamorados se iba a separar para siempre, ella marchaba a estudiar al exterior. El novio, enloquecido arrancó las manecillas de todos los relojes del puerto para vivir de manera eterna la despedida. Hoy los habitantes sufren una rutina perenne, nada sucede, todo es igual: el tiempo se detuvo.

2. Ya es muy tarde

No pudo aprender en la escuela a declinar los verbos en tiempo pasado; de igual manera así fue su existencia, solo vivía en el presente. La esposa cansada de los malos tratos que le propinaba, le dijo que la relación había terminado; el hombre no supo conjugar las palabras para hacer compatible la situación, no recordaba el ayer.

3. Convergencia

Iba manejando el tren, cuando la carrilera que había transitado hacía una hora se transformó en dos líneas al llegar al desvío, y con el cambio de las agujas fue a dar a un lugar desconocido. Recordó en ese momento que así fue su amor con la mujer que lo engañó: lento, acelerado, y extraño. A partir de ese entonces el maquinista solo rueda sobre sí mismo. 

4. Perfidia

El malvado, visitó el mar para que le ayudara a terminar con su desdicha; se asombró al ver reflejado en las quietas aguas la cara de perverso que tenía. El barco que transportó a la mujer zarpó esta mañana, y el mar no se prestó a la propuesta indecente de hacer naufragar la nave.

5. Allí

Los amantes se reunían en el viejo muelle de pescadores, y convirtieron el lugar en el aliado de sus citas clandestinas. Un fuerte temblor sacudió el pueblo, y ahora no pueden volver a verse: el maremoto acabó con el sitio donde se acariciaban con pasión desenfrenada.

6. He sabido que te amaba

 El enamorado platónico de la mujer más bella del pueblo, contó a todos sus amigos la pasión que sentía. Nunca fue correspondido, a pesar que le enviaba flores y le escribía versos. Hoy en el matrimonio de la hermosa dama con un acaudalado empresario, el mesero rehúsa llevar las bandejas de manjares y bebidas a los invitados: no quiere ser burla de los demás.

7. Lagrimas negras

El día que la amada partió, el enamorado comenzó a llorar lágrimas negras y la cara se le tiznó. Con el tiempo su casa oscureció. La tinta que brotó de sus ojos sirvió para escribirle una carta pidiéndole que regresara. La misiva no tuvo respuesta: el pueblo amaneció inundado por una marejada negra que salió de la casa del desdichado.

8. La última copa

 Al equipo de futbol que ganó todas las copas le llegó la decadencia por adquirir jugadores que se volvieron dipsómanos. Con el fin de armar un buen conjunto, los hinchas se citaron en la fuente de soda; después de conseguir los fondos necesarios para volver competir, contrataron a algunos  jóvenes abstemios del puerto. Con el objeto de desearse suerte, brindaron con una copa de helado

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