Margarita
Sandra Concepción Velasco – Bolivia
Tantas margaritas para preguntar lo que ya sabía. Su móvil no era la duda, era el amor extrañamente correspondido.
Todavía estaba allí
Ricardo Calderón Inca – Perú
UN NIÑO asustado corrió a su abuelo para decirle que había
un dinosaurio dormido debajo de su cama, a lo que él
respondió: «Estás loco, los dinosaurios no existen».
Entonces el niño subió asustado a su habitación, se puso en
cuclillas y vio al dinosaurio desvanecerse de pura pena.
Despertar
Lorena Escudero – España
DONDE TERMINA el mundo, comienzan tus pestañas. Y allí, un
segundo después, la luz.
Cuarto menguante -Patricia Nasello- Argentina
Él y la luna discuten. Enfurecido, hiere con su puño ese cuerpo
redondo que de pronto detesta.
Durante días la ve sangrar blancura, reducirse.
—Va a morir —piensa complacido
—Va a morir —piensa la luna, que ahora es una garra.
DESAMOR
Eliana Soza Martínez – Bolivia
Dejó todo, incluso de ser ella misma para amarlo, pero se dio cuenta que, si tenía que dejar de ser ella para amar a otro, el amor no era para ella.
Quiromancia (1)
Paola Tena – México
LEO EL FUTURO en la palma de la mano y por eso en las noches,
cuando ellos están ya dormidos, tomo sus manitas y alargo las
líneas que deben ser alargadas, acorto otras, enderezo y rectifico
bifurcaciones, profundizo curvas y redirecciono. Qué cosas no
haría una madre porque sus hijos fueran felices.