Cuestión de gustos
Lorena Díaz Meza – Chile
Pasada la medianoche y acabado el hechizo a Cenicienta no le gusta que le pongan los zapatos. Prefiere que se los saquen.
El enigma sin esfinge
Luis Ignacio Muñoz- Colombia
Que me pondría a pensar un buen rato con este acertijo y me quedé toda la tarde en la duda, en las posibles respuestas en los supuestos que se entra a especular: cuantas plumas una gallina, lo pensé durante muchas horas, cuantos pelos una res, los días siguientes sin encontrarle una respuesta, cuantas escamas una serpiente brillante y no me dio la más mínima pista Recuerdo cada vez cuando dijo que me iba a poner a pensar. Y ya van cuarenta años de ponerme a pensar.
La ducha
Ligia María Orellana – El Salvador
Mientras el champú bajaba por su cabeza, deseó con vehemencia tener párpados
Perpetuidad
Graciela Ramos Domínguez – México
“El hombre qué amé se ha convertido en fantasma…” todas las noches viene a besarme y a rogar que, a mi muerte, alguien de buen corazón mezcle mis cenizas con las de él.
La espera
Ricardo Bugarín – Argentina
Dejó sus ojos en el alféizar de la ventana y, a fuerza de memoria, tejió y destejió su tarea cotidiana. Sabemos que al final, hubo un encuentro. Los aedos cuentan de un tálamo y otras minucias.
La muerte
María Claudia Ardaya – Bolivia
El sol salió con toda su energía, ni siquiera he puesto el pie en la baldosa roja de mi cuarto y estoy agotada. Debo preparar mi cabello, ponerme cremas para ojeras y tomarme el café más tinto posible para soportar la faena. Trabajo, esa palabra me hace llorar, donde tomó decisiones apresuradas sin consultar, me inmiscuyo en la vida de los demás para recordarles lo que puedo lograr y responder a mi única tarea diaria desde siglos pasados y venideros: – ¿hoy quién morirá?