La letra “A” y la fuerza del amor
María Elena Lorenzin – Argentina
Se planteó escribir una historia sin utilizar la letra «A». Todo marchaba bien hasta que el protagonista decidió enamorarse y arruinó el desafío.
Una noche de tormenta
Armando Alanís – México
La dama blanca y el rey negro treparon al caballo y huyeron del tablero.
Cuentos de telediario
Manuela Vicente Fernández – España
«Vendo dramas, culebrones, telenovelas con lágrimas garantizadas” proclamaba la vendedora de humo, sus clientes acudían rápidos a comprar su mercancía y en la soledad de sus casas fumaban tragedias sin parar, exhalaban suspiros e inhalaban morbo a espuertas. De este modo, cuando salían a la calle ya iban llorados y ninguna tragedia ajena les afectaba.
Sin rastros
Chris Morales – México
Fue a ver los álbumes de fotos para comparar y verificar los cambios generados a su persona. A medida que iba cambiando las hojas, se miraba solo, incluso varias imágenes mostraban paisajes vacíos. Quienes habían estado antes ya no figuraban más. Su última cirugía borró cualquier vestigio de sus antepasados.
Los ojos del amo
Carlos Enrique Cabrera – República Dominicana
SIEMPRE le oía decir lo mismo:
–El ojo del amo engorda al caballo.
Hasta que un día, interpretando de forma impecablemente correcta el valor generalizador del sustantivo masculino singular “ojo” en la lacónica sentencia, el perspicaz animal le sacó los dos al amo y primero se comió uno y, luego, el otro…