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Los prejuicios de Víctor Hugo Cárdenas

Víctor Hugo Cárdenas, el ex vicepresidente aymara katarista, propuso el 11 de marzo de 2019 “abrir el debate del derecho de las mujeres al porte de armas en defensa propia para garantizar su seguridad física, de sus hijos y las de sus familias”. Nada inocente, juega con el miedo de mujeres que sufren, leen o ven a diario la agresión que otras –amigas, hermanas, hijas, madres, otras mujeres- viven. No es una frase aislada: Bolsonaro propuso armar a civiles brasileños, aunque con ciertas restricciones (tener al menos 25 años, no tener antecedentes criminales y justificar la adquisición de un arma), porque “Brasil vive una guerra”. Si Humberto Peinado, el candidato a vicepresidente de Cárdenas y pastor de una iglesia evangélica, propuso eliminar las causales de aborto en el Código Penal por violación por una “arremetida marxista”, Cárdenas debería armar mujeres para que se resguarden y resguarden a sus familias. Así lo dice la internacional fascista que Cárdenas cree que conquista a más electorado a medida que pasan los meses.

¿Cómo interpretamos lo que Cárdenas quiso decir en un post de Twitter y una entrevista en El Deber el 11 de marzo de 2019?

1. Si portar armas para mujeres es legal, hay menos crímenes

En una entrevista para el Diario El Deber, Cárdenas dice “(…) me sorprende que no conozcan el alto índice de criminalidad que existe en Bolivia y que en Bolivia, al igual que en Brasil, se aprobó el desarme de la sociedad boliviana, hecho por Lula y Dilma, la tasa de criminalidad se ha duplicado a más de 60 crímenes por año.” Hay un grado de verdad en lo que dice, aunque manipula la criminalidad a su antojo: es verdad que Bolivia, al igual que Brasil, son países en los que la criminalidad y violencia son más altos que, por ejemplo, Estados Unidos –que, en la misma entrevista, es tomado por Cárdenas como un ejemplo- pero bajas tasas de criminalidad no se explican por tenencia de armas.

De acuerdo a datos de 2014 –no existen datos actualizados-  la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el índice de homicidios en Estados Unidos por cada 100.000 habitantes es de 4, mientras que el dato para Bolivia rondaría los 12 y Brasil 25. Hay que decir que la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, no analiza estos datos en torno a feminicidios (supongo que cuando dice “homicidios” incluye en esto a mujeres) y que Estados Unidos se usa a menudo como ejemplo por eso de que el porte de armas es legal en ese país. Si tomamos en cuenta que por cada 100 habitantes en Estados Unidos existen 101 armas, hallaríamos una relación entre porte de armas y bajas tasas de homicidios. Pero esta es una relación que simplifica el análisis sobre las tasas de criminalidad u homicidios en países en este caso, latinoamericanos: no toma en cuenta, por ejemplo, cuál es el grado de institucionalidad en países como Bolivia respecto a feminicidios (abogados que usan la ley 348 en favor de los hombres, jueces que no entienden qué significa un “feminicidio” o la corrupción que existe en el sistema judicial, aunque probablemente este tipo de problemas sean comunes a países latinoamericanos), ni que la criminalidad en países latinoamericanos también puede tener una relación con temas estructurales como pobreza, grado de relación con la autoridad o  educación. Como se ve, el debate que propone Cárdenas no pasa por mayor tenencia de armas.

En sí, tomar a Estados Unidos en relación a Latinoamérica es favorable para quien esté a favor del porte de armas. Pero las tasas en Europa Central y Europa del Este, donde el porte de armas no es legal generalmente, son mucho más bajas que en Estados Unidos. Además, no se puede comparar a un país de 300 millones de habitantes con uno de 11 millones como Bolivia: si revisamos las tasas de homicidios de Ohio (11 millones de habitantes), la capital Columbus registra 139 homicidios al año, siendo una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos.

2. Las mujeres necesitan armas porque las “buenas intenciones” no solucionan la violencia

Cuando Cárdenas dice  en Twitter “las buenas intenciones ayudan, pero no son suficientes. Pensemos en soluciones radicales frente a tanto abuso”, se refiere probablemente a que leyes como la 348 “Para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia” o la 243 “Contra el Acoso y Violencia Política Hacia las Mujeres” no han mejorado la situación de las mujeres en Bolivia en los últimos años. Cárdenas apunta entonces a que las leyes (“las buenas intenciones”) son soluciones “superficiales” y que, por tanto, un tema de violencia se “frena” con mayor violencia, lo que Cárdenas dice, por cierto, en la entrevista en El Deber.

Ahora, está claro que las leyes no han solucionado la situación de las mujeres pero cuando se habla de leyes, también debe hablarse de su aspecto institucional. El argumento de Cárdenas se encuentra luego con un nudo en la entrevista en El Deber cuando dice “(…) Hay que ver si la gente mala, como los delincuentes, tengan derecho a estar armados, mientras que la gente buena estemos totalmente desarmados. No siempre el porte de armas es para disparar, puede tener una característica disuasiva. Un delincuente no se va a animar a cometer sus fechorías en una zona en la que sabe que la gente está armada. Hay disparos en partes letales y otras solo para paralizar, debe haber una capacitación.”. En Twitter, Cárdenas parece proponer un Estado en el que las instituciones no son suficientes  y por tanto “soluciones radicales” son necesarias, o sea, un Estado en el que el porte de armas sea libre. En El Deber, al dividir a la sociedad entre “buenos” y “malos”, Cárdenas propondría ciertos parámetros pero además, con “capacitación”, un grado de institucionalidad. En principio, Cárdenas no cree en la institucionalidad, pero luego sí. ¿O es que Cárdenas también llama “buenas intenciones” a la ley 400 de “Control De Armas De Fuego, Municiones, Explosivos Y Otros Materiales Relacionados” donde el Ministerio de Gobierno y el Ministerio de Defensa son las instituciones encargadas del registro de armas y de la licencia a los portadores de armas? Eso sería tan preocupante como lo anterior. Si las “buenas intenciones” no funcionan, ¿cómo determinar quiénes podrían acceder a las armas y quiénes no?

3. Los crímenes en contra de mujeres se disuaden, si los criminales ven que hay más mujeres armadas

Dice Cárdenas en su entrevista en El Deber “Las opiniones negativas son reacciones naturales, lo asumen como si fomentáramos violencia, sin darse cuenta que Bolivia ya es un país violento.” Es llamativo que, porque Bolivia es un país violento, debe combatirse a la violencia con más violencia. Además, se trataría hasta de “militarizar” a una sociedad, en el sentido que lo que daría orden y sentido a las relaciones sociales se daría a través de las armas que, por cierto, ya no serían usadas solo por  militares o policías, sino por “civiles”.

Una sociedad que ya es violenta, como dice Cárdenas y como lo prueban los hechos que vivimos a diario, no se soluciona con una “militarización” de la sociedad (¿A qué tipo de régimen nos recuerda esto?). Cuando Cárdenas dice “. Un delincuente no se va a animar a cometer sus fechorías en una zona en la que sabe que la gente está armada. Hay disparos en partes letales y otras solo para paralizar, debe haber una capacitación”, no parece tener en cuenta que es más probable que su propuesta solo tienda a “letalizar” el uso de armas: ¿vamos a creer que en un clima de tensión –digamos, una favela en Rio de Janeiro- el uso de armas no favorecería al uso de armas más letales? ¿Dadas las condiciones bolivianas, latinoamericanas, no existiría un mercado negro para los delincuentes? Cárdenas parece ingenuo: además de localizar zonas de uso de armas –lo que significa trasladar criminalidad a zonas específicas y potenciar la “militarización de la sociedad” en su lógica- piensa que cualquier ser humano se convierte en un ser pacífico cuando ve que otro usa armas.

Lo que dice Cárdenas en un pequeño tweet y en una pequeña entrevista en El Deber es preocupante: es un político que recrea prejuicios y que juega con miedos. Si Cárdenas, candidato por UCS, se queja constantemente por la inexistencia de un Estado de Derecho o por un autoritarismo en Bolivia –lo que comparto- ¿por qué propone una sociedad militarizada? Seguramente para que personas como yo y varios más, hablemos sobre su candidatura que, por cierto, no llega ni al 5% en intención de voto.

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