Maurizio Bagatin
“Ya váyanse, no miren atrás… […] …los irlandeses han nacido para irse”.
No sabemos aun si es la voz de Van Morrison o la poesía de Yeats, será una de las mágicas jugadas de George Best, The Best, mientras los negros de Europa comían papas y pensaban en su pasado, pueblos gaélicos que fue comunidad cuando si sabes quién eres, sabes quién te defenderá.
Todas las islas viven y sufren una distancia, una imposibilidad, una nostalgia adentro y otra afuera de su esencia. Belfast queda ahí, una Guinnes, el nivel de colesterol más alto del mundo, las nubes que traen lluvia y llevan esperanzas, la soledad de sus poetas y Cromwell vigilando…
“De repente, mientras la manifestación avanzaba, llovían signos de exclamación, Tuercas, cerrojos, clavos, llaves de coche. Una fuente de símbolos rotos. Y la explosión Misma -un asterisco en el mapa. Esta línea separada por guiones, un estallido de fuego rápido . . . Estaba intentando completar una frase en mi cabeza, pero seguía tartamudeando, Todos los callejones y calles secundarias bloqueadas con puntos y puntos y comas. Conozco este laberinto tan bien - las calles Balaclava, Raglan, Inkerman, Odessa- ¿Por qué no puedo escapar? Cada movimiento tiene su puntuación. La calle Crimea. Sin salida otra vez. Armas, verjas. Máscaras anti-disturbios. Walkie-talkies. ¿Cómo Me llamo? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Una descarga de signos de interrogación - Ciaran Carson, Belfast Confetti -