Los mustios
Mauro Salazar
a Ángela Alacchi
Ellos han decidido protegerse de una multitud de hombres bestiales,
ella y él se han alzado en Santa comunión,
junto a los sacramentos,
un torrente de juventud,
!Oh mi amor, eres un pecado en este mundo! -dice él,
luego se dejó caer una tarde de mimos,
después llegó la primavera de los sexos,
!ay, te amo tanto! -dice ella-
y el atardecer no tiene noche entre besos de miel,
han sido días de almíbar,
y años de fragancia,
pero el tiempo de la aurora se ha oscurecido,
Una nube negra se ha empozado sobre la sien de los amantes,
y el mar se presenta como «Lucifer vestido de azul»,
Y cuando ambos ya se han lastimado,
él pregunta, y ahora, ¿cuál será tu destino?
y ella réplica,
¿y el tuyo?
Ella y él nunca fueron un ser común.
Y así termina la embriaguez de dos almas extraviadas.