En una anterior columna me referí a la importancia de repensar la historia minera, la importancia del papel de las mujeres en la industria minera. A partir de Lorena Cabnal responderemos algunas preguntas para comprender la gestación de los patriarcados en nuestra región y las contranarrativas desde una mirada de las mujeres.
Por ello nos preguntamos: ¿qué ha ocurrido con las mujeres que han labrado el Cerro Rico?, ¿qué sabemos de las mujeres mineras? Haciendo uso de las propuestas de Cabnal, podemos decir que su experiencia muestra la exclusión y opresión social. Ellas representan el cuerpo (cuerpo de mujeres oprimidas) y la Montaña Roja es la tierra. La relación entre el cuerpo y la tierra es de trabajo muy duro. La mayoría de estas mineras son indígenas, migrantes de las áreas rurales y dispersas del departamento así como de otros lugares de Bolivia. Estas mujeres adaptan su cultura rural al universo minero. Estas mujeres experimentan lo que podría llamarse, siguiendo las ideas de Cabnal, el entronque de patriarcados. En ese proceso se ha resaltado la presencia masculina (en la dirección y en el trabajo) y se ha invisibilizado a las mujeres. En el imaginario minero se ha resaltado el papel del varón y la hípermasculinidad. Un ejemplo es el llamado “Tío de la mina” (conocido también como el Tío). Este es un varón con un gran pene que es dueño de las vetas y a quién los mineros deben realizar ofrendas para poder acceder a la riqueza mineral.
Pero también se producen contranarrativas femeninas en el propio Cerro. Desde el siglo XVII, en la iconografía religiosa, la Montaña ha sido presentada como una mujer (una Virgen en la visión católica temprana moderna). Igualmente, en el siglo XXI la mayoría de las bocaminas tienen nombres femeninos: Encarnación, Nueva Esperanza, Asunta, Candelaria, por ejemplo. Los mineros suelen decir que hay una relación estrecha entre la tierra, la Montaña (la Pachamama) y el Tío. Las mujeres mineras, cuyo trabajo sigue siendo desconocido e invisibilizado, han feminizado el Cerro. En sus celebraciones por el Día de Comadres (durante el Carnaval) y otros días festivos especiales, las mujeres mineras se reúnen para conversar, beber y expresar su reconocimiento a la Virgen. Varias mineras me han contado lo agradecidas que están a la Virgen de la Montaña. Por tanto, si bien hay un entroque de patriarcados, también se producen contranarrativas femeninas en las que se exalta el rol productor y central de las mujeres.
Muchas veces se considera la literatura feminista occidental (Simone de Beauvoir, Virginia Woolf y otras) para analizar nuestros contextos. La literatura occidental sin duda nos brinda grandes contribuciones. Sin embargo, ahora es urgente leernos a partir de nuestros contextos y entrar en diálogo con los escritos de feministas latinoamericanas.
