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Lo indígena en cuestión. Reseña de Batallas por la identidad. Indianismo, Katarismo y descolonización en la Bolivia contemporánea

Vlady Torrez

El escritor alteño Carlos Macusaya presenta un texto conformado por algunos artículos publicados en el periódico Pukara y que son el resultado de su vida militante durante el primer lustro del turbulento siglo XXI en Bolivia. Macusaya se aleja del mundo académico y se sumerge en la trinchera política donde diversas ideas contemporáneas son cuestionadas al calor de las transformaciones sociales más relevantes. El título no podía ser más atinado pues para el autor las identidades son políticas. Su definición, límites y proyección, forman parte de la lucha por el poder. Se consolidan como parte de la agenda gubernamental y son también formas de encubrir prácticas racistas y jerarquizantes. La “objetividad” no es una opción, todo lo contrario, es imperativo asumir un bando al momento de analizar la historia de Bolivia y estudiar el desarrollo de los partidos indianistas y kataristas así como sus disputas internas crónicas. Batallas por la identidad. Indianismo, Katarismo y descolonización en la Bolivia contemporánea destaca la importancia de sectores históricamente marginados del ámbito público de nuestro país pero que, paradójicamente, son decisivos para la modernización de la sociedad y el Estado. Macusaya apunta a desenmascarar al indigenismo como estrategia racista de diferenciación.     

La obra se encuentra dividida en cuatro partes y un epílogo. La primera: “La experiencia indianista y katarista en Bolivia” explora la historia de ambos partidos, destacando el pensamiento de Fausto Reinaga. Es, como el propio Macusaya reconoce, la base de las demás partes del libro y la condensación de ideas que lo formaron políticamente. Desde sus inicios ambos partidos comenzaron su vida política a partir de grupos de jóvenes migrantes en la ciudad de La Paz. También se analiza la historia de algunos símbolos emblemáticos como la wiphala para decantar en el recuento de disputas internas de ambos partidos. La segunda parte: “Racialización y politización de la identidad” conjuga reflexiones sobre racismo e identidad; el objetivo es entender cómo funciona el racismo en Bolivia en tanto capacidad de delimitar la identidad y la manera en que uno mismo se identifica en el entramado social: “[…] pero todo ello considerando que hay disputas de poder y procesos sociales en los que la identidad y el racismo juegan un papel importante” (Macusaya, 2019: 17). En la tercera parte: “El proceso ‘descolonizador’ en Bolivia” se evalúa al gobierno del presidente Evo Morales centrándose en sus políticas de descolonización, efectuando una crítica interesante al sujeto indígena y a la indigenización. Asimismo, se destaca la figura de Felipe Quispe Huanca y la actualidad de sus ideas para llamar la atención sobre el carácter colonial del Estado. A continuación, se contrasta el largo periodo de bonanza y estabilidad económica que vivió Bolivia durante los últimos 13 años con el carácter secundario que se le dio a la descolonización. Así, el eje discursivo indigenista devendría en estrategia propagandística sin peso real en las transformaciones sociales impulsadas. La cuarta parte: “A modo de ‘cierre abierto’” es un ataque al culturalismo para alentar un nuevo proceso de acción política que, inspirándose en las luchas indianistas y kataristas del siglo pasado, invita a  superar la victimización indigenista y construir objetivos políticos más allá del exotismo culturalista actualmente vigente. Macusaya destaca a las nuevas generaciones de indianistas y kataristas relacionándolas con el nuevo horizonte de posibilidades. Empero, todo lo anterior sería insuficiente sin la urgente reflexión teórica de los procesos socioeconómicos en curso. En el epílogo, el autor relata experiencias personales que dan cuenta del exotismo fomentado por el indigenismo. Macusaya reflexiona sobre el pasado; no el “milenario” apologético tan popularizado por David Choquehuanca o Fernando Huanacuni, sino el inmediato referido a las luchas políticas de la segunda mitad del siglo XX. La crítica es clave para repensar los errores cometidos en el pasado y entender a las identidades de los colonizados pero desde un punto de vista que considere su contemporaneidad y no los osifique en roles funcionales y racistas.  

Batallas por la identidad es un trabajo ameno e interesante. Agudo en la crítica y didáctico para quien desee iniciarse en la historia intelectual del indianismo y el katarismo. Es un libro polémico que marcha a contracorriente de tendencias contemporáneas pretendiendo superar la folclorización del sujeto indio, proyectando desplazarlo al centro del campo político. Es un llamado a la lucha por el poder, a dejar de lado el conformismo indigenista que centra sus esfuerzos por proyectar al indígena como esencia cultural funcional, inmutable y encubridora de relaciones de dominación. Un rechazo a ser la “reserva moral de la humanidad” para entender a la identidad como un constructo complejo y en constante movimiento. La historia milenaria forma parte de la identidad de los sujetos colonizados como estrategia política, pero no debe conducir a la trampa del culturalismo porque implica renunciar a la lucha por el poder. La obra de Macusaya está inspirada en las ideas de Frantz Fanon, Fausto Reinaga pero sin descuidar el llamado a la acción política efectiva encarnada en Felipe Quispe, Javier Hurtado, Luciano Tapia y muchos otros.  

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