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Las mujeres armadas y el arma de las mujeres

Las expresiones de profunda misoginia, acompañadas de racismo y clasismo, explícitas o disfrazadas de respuesta a problemas sociales parece que se expanden por el globo con el auge de la extrema derecha en América y Europa.

Hace unos días, Pablo Casado, líder del Partido Popular español, uno de los principales partidos de este Estado, proponía que a las mujeres migradas sin papeles se les podría posponer la expulsión de España si daban sus hijos en adopción. Al otro lado del Atlántico, un diputado boliviano prometía una miss a un ministro si él se decidía a pasar la noche en la población donde estaban. Ambos luego dijeron que se les malinterpretó.

En Bolivia, también, uno de los candidatos a la presidencia en las próximas elecciones generales y exvicepresidente de la República Víctor Hugo Cárdenas planteaba armar a las mujeres para que se defiendan de los violentos. Una absurda propuesta en la línea de dar armas a la población del líder brasileño, Jair Bolsonaro, con quien Cárdenas comparte su misoginia y las ideas de “defensa de la familia” combatiendo al aborto y a “la peligrosa ideología de género”.

Este pensamiento profundamente retrógrado, ya que busca eliminar cualquier conquista social y de género de las mujeres y los colectivos LGTBI, es también la bandera de la extrema derecha española representada sin rubor por el partido VOX que, con su discurso de ataque al feminismo, a la migración y a catalanes, ha logrado hacerse con el parlamento andaluz y espera lograr escaños en el Parlamento estatal en este año.

En todo el globo la violencia machista está presente, los números de mujeres asesinadas por el machismo son impresionantes, se calcula que 140 mujeres son asesinadas por su pareja cada día. En Bolivia el índice es uno de los mayores: con 111 feminicidios en Bolivia se mata proporcionalmente cuatro veces más que en España con 98 casos. Y violaciones, las cifras de violaciones se disparan, como el de la violencia física contra las mujeres. Policías, empresarios, políticos, curas, hombres con poder abusan, violan y someten a mujeres y menores, sin que haya políticas serias y verdaderamente comprometidas a poner freno.

Todo en medio de un crecimiento importante del feminismo, el arma de las mujeres, que se refleja en los millones de mujeres, y también hombres, que se manifestaron este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en las principales capitales del mundo. Más de 200 mil personas sólo en Barcelona e igualmente en Madrid.

También una cada vez mejor imagen global del feminismo, cuyas ideas de igualdad en derechos, obligaciones y responsabilidades entre hombres y mujeres van calando en el discurso institucional y de la calle, en las demandas sociales, se van metiendo en los medios, en las universidades, van tocando conciencias y hay cada vez más personas que creen que calificar de feminista a alguien es positivo en lugar de negativo.

En Europa es fundamentalmente el feminismo y la migración quienes le hacen frente a la extrema derecha, porque ésta se encarniza con ambos. Los ataques son mayores, constantes. En los últimos 10 días, en España, grupos de encapuchados y con consignas fascistas han atacado a tres centros de acogida a menores migrantes. Los ataques a gais, travestis y lesbianas aumentan. En Italia tres juezas absolvieron a los violadores de una mujer peruana porque consideraron que ella era masculina y fea.

El terrorismo machista y fascista reacciona al avance de la igualdad de género porque el patriarcado es el privilegio de unos sobre otras, y lo hace de diversas maneras, con distintos agentes, unos explícitos y vociferantes y otros callados, que miran para otro lado como si no fuera con ellos tanta violencia o hacen propuestas tibias.

Son muchas las discriminaciones. La pobreza y la desigualdad han sido y son parte fundamental del discurso de las luchas sociales y las soluciones son urgentes; pero no son suficientes, faltan las mujeres. En ese marco el feminismo crece, quiere cambiar la sociedad y avanza, quien no lo tome en cuenta está desubicado.

Drina Ergueta es periodista.

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