Irma Verolín
1 Como esos lobos salvajes que con la ayuda de las tempestades y el amontonamiento de los siglos supieron en los tiempos antiguos aproximarse a los caseríos para encontrar calorcito y comida, esos que se convirtieron en perros de pelaje suave y ojos mansos, yo acerco mi cabeza a tu mano. ¿Me alimentarás?
2 como una mano que con delicadeza traza un círculo de luz sobre el cristal empañado para que se transparente el mundo y los ojos recobren su razón de ser superficie un poco turbia aún pero legible: los ojos del mundo miran la mano que lo descubrió. El cristal volverá a empañarse mañana
3 Como un escapista que se oculta tras una barba falsa o una cabeza rapada me disfrazo de la que no soy, me darán mil años de cárcel y mi muerte se cansará de las prisiones y volarán por el aire palabras extranjeras que no lograré entender. Espiré por el angosto ventanuco con mi boca abierta y estos ojos desmadrados que buscan horizontes como bebidas embriagantes yo, la que no soy
4 Como esa pobre gente que una y otra vez regresa a su casa inundada, vuelvo a mirarme en el espejo: mis ojos, que no quieren ver, ven la amplitud de mi cara el esforzado gesto de la vida cayendo por el borde de mis cejas; causas y efectos se enhebran con total impunidad: la vida es un tul que deja ver las huellas de un tránsito en infinito vértigo