Al momento de escribir está reflexión mi hija apenas tiene pocos días de nacida, generando una gran alegría de tenerla sana al igual que a su madre; llevándome a profundizar sobre la vida diaria donde se presentan muchas dificultades, pero al mismo tiempo aparecen personas que de una manera u otra animan, ayudan y contribuyen para ir solucionando en la medida de lo posible los diversos problemas. Así mismo, en todo el proceso vivenciado se evidencia que el sistema de salud pública está colapsado, sin embargo, es de alabar la labor que hacen cada uno de los miembros de los hospitales públicos desde los doctores, enfermeras, personal administrativo y obrero que a pesar de las carencias propias del sistema hacen lo mejor posible su labor.
De igual forma, en el trajín del parto que es una experiencia hermosa pero dolorosa para la mamá y angustiosa para el papá, fueron apareciendo gestos generosos a nivel económico (al igual que muchos estoy ajustado económicamente), de apoyo emocional y profesionales de la salud que se hicieron presente para afrontar tan complejo momento; produciendo en mí un enorme agradecimiento a Dios (soy creyente) o al universo que se hicieron presente por medio de personas concretas, recordándome que no estábamos solo en ese momento delicado y transcendente. Ya en casa agotados por el proceso, pero felices de tener a la beba en el hogar junto con su madre; la divinidad nos vuelve recordar que se puede ser generoso desde lo poco que se tiene, porque una señora de bajos recursos nos regalo la ropa de su hija de cuando era recién nacida, evitando gastar en ropa que tal como está la situación económica es un alivio; así como la anécdota antes descrita tengo muchas más.
Partiendo de una experiencia personal, se puede deducir que la existencia es compleja por las diversas situaciones que se presentan, que va desde lo sencillo hasta lo complejo como es el nacimiento de un nuevo ser, cuando se experimentan esas vivencias la angustia e incertidumbre estan presenten; pero al mismo tiempo la paciencia, el acompañamiento y la ayuda de Dios a través de personas que estan allí como contención para sobrellevar la situación. Por ende, aunque suene mecánico después de vivir situaciones que nos ponen al límite nos podemos preguntar: ¿DÓNDE SE ENCUENTRA DIOS O LA PROVIDENCIA EN TODO ESTO?; y cada uno se sorprenderá de la respuesta, en mi caso se encuentra en mi Zarina (mi hija) y en las personas que estuvieron presenten de diversas maneras.
Ronald Valera
Filosofo