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La preocupante involución del ser humano

Las guerras, feminicidios, crímenes de odio, intolerancia ante la diversidad, la reciente falta de garantías para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos y los derechos de las personas LGBTI, son algunos de los terribles hechos que hacen pensar que, como especie, estamos retrocediendo en los avances de los derechos humanos y las libertades personales y colectivas.

Hace unas semanas en el museo de la ciudad Altillo Beni en la ciudad de Santa Cruz, integrantes de la Plataforma Por la Vida y la Familia agredieron una muestra de arte del colectivo de ‘La Pesada Subversiva’ que expresa la pluralidad y diversidad sexual en conmemoración al mes del Orgullo Gay. Así mismo, mandaron una carta a la Secretaría de Cultura del municipio cruceño, en la cual expresan que, supuestamente, “en este país, la familia natural está conformada solo por un padre y una madre y quien se aboque a otras preferencias sexuales deberá quedarse en su casa y no podrá realizar actos inmorales reñidos con las buenas costumbres, que el Código Penal observa y pune”.

El texto no solo demuestra una postura fundamentalista, sino también desconocimiento del concepto de familias diversas y el art. 14 de la CPE que indica que: “Todo ser humano tiene personalidad y capacidad jurídica con arreglo a las leyes y goza de los derechos reconocidos por la Constitución, sin distinción alguna. Además, el Estado prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, etc., que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda persona”.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ante los altos índices de violencia que se registran contra personas lesbianas, gay, bisexuales, trans, intersex y no binarias (LGBTI), y la ausencia de una respuesta estatal eficiente, elaboró un Informe que evidencia la falta de adopción de medidas efectivas para prevenir, investigar, sancionar y reparar actos de violencia cometidos contra personas LGBTI, de acuerdo al estándar de la debida diligencia.

El informe se enfoca de manera particular en actos de violencia física contra las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas o no normativas, o cuyos cuerpos varían del estándar corporal femenino y masculino en la región. En relación con los actos de violencia contra personas LGBT, la CIDH destaca que éstos suelen demostrar altos niveles de ensañamiento y crueldad. Por ejemplo, en varios casos documentados por la CIDH, los cuerpos sin vida de personas LGBT demuestran que han sido torturados, sus genitales mutilados, sus cuerpos descuartizados y marcados con símbolos que denotan altos niveles de prejuicio.

La CIDH entiende que los actos de violencia contra las personas LGBT, comúnmente conocidos como “crímenes de odio”, actos homofóbicos o transfóbicos, se comprenden mejor bajo el concepto de violencia por prejuicio. Esta forma de violencia es un fenómeno social, que se dirige contra grupos sociales específicos, tiene un impacto simbólico, y envía un mensaje de terror generalizado contra la diversidad corporal y, específicamente, contra las personas cuyos cuerpos no concuerdan con el estándar socialmente aceptado de cuerpos femeninos y masculinos. El informe concluye que el contexto generalizado de discriminación social e intolerancia respecto de esta diversidad, aunado a la ausencia de investigaciones efectivas, y la falta de un abordaje diferenciado para prevenir, investigar, juzgar, sancionar y reparar los crímenes cometidos contra personas LGBTI, son elementos que conducen a que se perdone y tolere esta violencia, lo que resulta en impunidad y repetición. Así mismo hace una serie de recomendaciones para l@s diferentes actor@s de la sociedad.

Es necesario seguir visibilizando el problema de la discriminación y rechazo de las personas no binarias o con identidades de género diferentes a las heteronormatizadas, sin caer en la negación del concepto de sexo y el borrado de las mujeres.

Tanto género, como sexo, son conceptos necesarios y complementarios para seguir avanzando en el ejercicio de los derechos humanos y la discusión al respecto se debe seguir profundizando.

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