Desde el conflicto social que se desató tras las elecciones nacionales de octubre de 2019, Bolivia ya no es la misma. Existe una polarización que divide a los ciudadanos entre los que apoyan y los que se oponen al Movimiento Al Socialismo (MAS) y cada vez que la situación entre ambos bandos se pone tensa, aflora la desinformación en redes sociales.
Un ejemplo claro que puedo citar es el siguiente: Las fotografías de un joven que está inconsciente en el suelo y rodeado de gente. Estas imágenes estaban acompañadas por textos diferentes. En el primer caso se decía: “Motoqueros denominados RJC (Resistencia Juvenil Cochala) afines al movimiento terrorista de Áñez, agreden dejando inconsciente a una persona que retornaba del trabajo confundiéndolo de masista”. En el segundo caso: “Bloqueadores afines al MAS (Movimiento Al Socialismo) agreden dejando inconsciente a una persona que circulaba en motocicleta confundiéndolo con la resistencia cochala”.
El caso planteado en el párrafo anterior muestra con claridad cómo se manipula la información en favor de uno u otro grupo, las intenciones que existen de por medio y finalmente, la extrema polarización de la sociedad.
La desinformación es un problema que afecta a nivel mundial y en el caso de Bolivia se agudiza cuando existen conflictos sociales. Según los datos de ChequeaBolivia, entre octubre y noviembre de 2019, hubo un repunte en la verificación de posibles contenidos falsos en redes sociales, alcanzo un total de 104 piezas verificadas.
El pasado 2 de agosto, en la noche, inició el bloqueo anunciado por el denominado “Pacto de unidad” y representantes de la Central Obrera Boliviana (COB). El punto álgido de este conflicto social en Cochabamba llegó cuando miembros de la Resistencia Juvenil Cochala (RJC) salieron a las calles a desbloquear ante la ausencia de una intervención del Gobierno. Esta situación provocó que varios grupos irregulares al igual que la RJC difundieran videos y audios en las redes sociales.
Todo este panorama, activó nuevamente la circulación de información de forma masiva y sin verificar. Muchos de estos contenidos tienen como principal característica apelar a los sentimientos y usan frases alarmantes, pero además: son de carácter local y refuerzan los imaginarios políticos.
Como en octubre y noviembre de 2019, los temas que se utilizan para desinformar son supuestos ataques de grupos armados y desabastecimiento de artículos de primera necesidad, entre ellos salud y combustible.
Ante esta situación, es importante que los ciudadanos hagamos una revisión crítica de los contenidos que recibimos a través de nuestras redes sociales y el WhatsApp. Antes de darle credibilidad debemos crear un filtro básico de verificación basada en: revisar la fuente, la fecha de publicación, el tipo de contenido y si fue publicado por una fuente oficial o un medio de comunicación.