En octubre del 2019 Carlos Mesa fue la opción que representó el voto útil en Santa Cruz porque la consigna era que Evo Morales no gane por cuarta vez consecutiva. En el 2020 ya no representa lo mismo porque las circunstancias políticas son otras. Emergieron dos nuevos actores políticos en el menú de opciones: Luis Fernando Camacho y Jeanine Añez. Aclaro que no voy a referirme a los motivos o razones de sus respectivos saltos al escenario electoral nacional.
¿Cómo se explica el hecho de que, de acuerdo a encuestas, Creemos y Juntos tienen mayor preferencia electoral y Comunidad Ciudadana ya no representa el voto útil en Santa Cruz?
La teoría política (G. Pasquino, 2004) nos ayudará a entender. Aclarar la diferencia entre voto sincero y voto estratégico (útil) permitirá dar un paso: el voto sincero se refiere al ciudadano que no se plantea un problema específico u otra consideración y sólo se inclina por su candidato y partido preferido más allá del momento. El voto estratégico significa que el votante tiene un objetivo específico: vota a candidato ganador, manifiesta un disenso, o apoya a un partido sólo porque le favorecerá con una determinada política pública.
Hecha esta salvedad, se reconocen como elementos determinantes de los votos sinceros y estratégicos: identificación con un partido, cuestiones o problemáticas coyunturales predominantes, y personalidad o imagen de los candidatos. Ahora que tenemos la batería conceptual necesaria, es posible explicar la falacia del “voto útil” en Santa Cruz en el proceso electoral 2020.
La identificación partidaria e imagen de candidatos explican a los posibles votantes sinceros de Creemos y Juntos y su predominio de ambas agrupaciones en el espectro político-ideológico de Santa Cruz. Sin embargo, en el 2019 la problemática coyuntural predominante y el objetivo específico eran el continuismo (no respeto al 21-F) y que se vaya Evo, por tanto, el voto útil a favor de Comunidad Ciudadana tenía razón y sentido.
Cuando, además, Morales Ayma -como líder indiscutible del MAS- tenía muchos votantes cruceños identificados con su partido y eran amantes de su imagen en condición de candidato, lo que actualmente no puede disfrutar Lucho Arce.
Ahora bien, la identificación partidaria con Creemos y Juntos y la preferencia con la imagen de Camacho y Añez en Santa Cruz supone que, quienes tienen la intención de votar por ellos responden a una decisión inmóvil, sin importar lo que dicen o hacen en campaña. Aquí juega mucho el hecho de su condición de nacimiento de ambos candidatos (región oriental) y el carácter confesional contenido en sus respectivos discursos políticos, no necesariamente por ser mujer o joven.
Es decir, se superponen y disputan la prevalencia en una corriente política que viene desde la derecha, que de forma muy débil fue representada por Bolivia dice No (BDN) en el 2019. Evidentemente, la pasión ideológica (identidad e imagen) que representan Camacho y Añez no abarca todo el territorio nacional, sólo Santa Cruz y Beni.
Por tanto, Comunidad Ciudadana a pesar de que su candidato a la vicepresidencia, Gustavo Pedraza, proviene de una provincia cruceña con poder económico (Montero), hoy no representa el “voto útil” en Santa Cruz, cuando Evo ya no es candidato a nada.
En conclusión, las circunstancias cambian de un año para otro, y con pandemia por medio, la marcada fragmentación entre Juntos, Creemos y Comunidad Ciudadana en Santa Cruz, es una situación política que genera dudas respecto a la posibilidad de que alguna agrupación partidaria obtenga una mayoría parlamentaria suficiente en la asamblea para gobernar sin formar una coalición.
José Orlando Peralta Beltrán/ Politólogo