Homero Carvalho Oliva
Claudia Rodríguez Monarca, es una investigadora argentina, Doctora en Teoría Literaria y Literatura Española, de la Universidad de Oviedo, España; Magíster en Filología, mención Literatura Hispánica, que trabaja en la Universidad Austral de Chile, y acaba de publicar en el Taller de letras de dicha universidad, su ensayo Estrategias de reterritorialización en la poesía amazónica contemporánea, que forma parte de un estudio mayor.
En este ensayo Rodríguez propone “una mirada relacional de un corpus acotado de poemas de escritores amazónicos de distintas procedencias. La hipótesis de este trabajo es que a partir de la experiencia y la conciencia de desterritorialización y desplazamiento, los sujetos poéticos encuentran claves y estrategias de reterritorialización, como una forma de resistencia cultural (…) El repertorio considera a poetas amazónicos contemporáneos, indígenas y no indígenas, de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia”.
El mismo se abre con fragmentos de poemas de Javier Heraud, de Perú y de Raúl Otero Reiche, de Bolivia y se centra en el territorio del río Amazonas y sus afluentes entendido como un “área cultural panamazónica” que es visto por el poeta Percy Vilchez como un “sub continente fluvial”, imagen que se repite en muchos poetas de esta región como la “Patria de las aguas”, como lo bautizó Thiago de Melo o el “País de los grandes ríos” como lo bauticé en uno de mis poemas. Un territorio en el que según Rodríguez: “El poeta tiene conciencia que lo que las fronteras políticas demarcan y separan, el río serpenteante las atraviesa y las une en un cauce natural”.
Es interesante que sea una investigadora de afuera de los países amazónicos, quien reivindique nuestra literatura por encima de algunos prejuicios y descuidos de nuestros propios letrados universitarios. Rodríguez afirma que “la literatura amazónica no existió a los ojos de la crítica oficial, vinculada a la academia y al canon, en ninguno de los países que afiataban sus literaturas nacionales. Este aspecto se ha ido revirtiendo gracias a la investigación generada en esos mismos espacios, primero por antropólogos como Stefano Varese y Hugo Niño, y luego por escritores amazónicos e investigadores, como los bolivianos Homero Carvalho y Nicomedes Suárez Araúz, los peruanos Manuel Marticorena, Ricardo Virhuez, Roger Rumrill, Raúl Bardales, María Chavarría y Manuel Cornejo; los colombianos Miguel Rocha Vivas, Beatriz Alzate, Juan Álvaro Echeverri, Roberto Pineda Camacho, Fernando Urbina y Juan Carlos Galeano, entre otros”.
Y continúa señalando certeramente que el hecho de “dedicarle su tiempo a profundizar e investigar las culturas y literaturas amazónicas supone a priori su existencia. El poeta y crítico boliviano Homero Carvalho se permite esa pregunta “¿existe una literatura amazónica (boliviana)?” o mejor aún, podemos agregar, ¿existe un sistema literario amazónico? ¿Cuáles serían sus características y en qué radicaría su particularidad? Si al conjunto de obras, poéticas y autores, sumados al contexto de producción y recepción, lo entendemos como un sistema poético que demanda ciertas condiciones o requisitos para su funcionamiento y posterior afianzamiento, mediante la consolidación de un sistema de preferencias, podemos entonces colegir que una literatura (pan)amazónica está en proceso de constitución. Y ello no por falta de un corpus importante de autores, sino más bien por la de un renovado corpus crítico con el cual dialogar y que estudie e investigue con rigurosidad las poéticas en torno a estas literaturas particulares” y eso es precisamente lo que hice con la Antología de poesía amazónica de Bolivia al incluir a poetas nacidos en esta región como a otros que viven allí, para mostrar una poesía diferente y de calidad o como alguna vez lo advirtió el escritor Ramón Rocha Monroy, le di una identidad literaria y poética a una región que es más del 60% del territorio nacional.
En la parte titulada “La apelación de los sagrado”. Rodríguez Monarca señala:
“También utiliza el recurso de la construcción homomórfica el poeta boliviano Homero Carvalho, quien reescribe el mito de origen de primera creación en su libro Los Reinos Dorados “Cuando vivíamos / en los Reinos Dorados /el mundo no había nacido aún / existía la vida / existía la muerte / pero el mundo no había nacido aún / Nosotros / habitantes de la selva / asistimos al nacimiento / de ese mundo dorado/ donde todo era nuevo / donde todo era asombro / y ante todo estaba el Agua / el río / la lluvia …”
Otra modalidad corresponde a la presencia de símbolos sagrados, como elementos cruciales de resistencia cultural, en tanto conocimiento particular de objetos que se tornan sígnicos en el contexto de su cultura. Se manifiestan mediante ciertos guiños a la oralidad, la tradición, los ritos, los sueños. Este es el caso del poema “El Yagé”, de Anastasia Candre, okaína-uitoto, de Colombia, que alude a la planta, también conocida como ayahuasca, y que para su pueblo se torna sagrada, por lo que se utiliza en diversos ritos ancestrales entre las comunidades étnicas del piedemonte andino amazónico:
Yo soy el yagé / Nadie puede decirme quién soy / Soy tu abuelo boa / Así me presento / Mi presencia es miedosa / Yo soy el yagé / También, soy como el jaguar, que me siento, con mi piel pintada / No te asustes de mi presencia / ¡Abrázame! / Solo es un sueño / No me diga, ¿quién eres? soy el abuelo yagé / Soy el espíritu que permanece de pie / Yo soy la sanación / El dios de los sueños maravillosos / Cuántas enfermedades he quitado con mi soplo / Mi palabra es de vida y de saberes / Maldigo aquellas personas burlonas/ Si me piden perdón, perdono / He existido desde un principio / Y ningún ser se burla de mí / Yo soy el bejuco de la ciencia de los saberes / De mí, mi gente tuvo conocimiento / Soy el dios yagé. En este poema el grado de identificación con la cultura es tal que su voz se torna ventrílocua del espíritu del dios yagé; el símbolo sagrado toma la palabra, en una actitud apostrófica. El Yagé opera en este caso no solo como vehículo para entrar en trance, sino como dios que va sanando y que interpela y seduce al sujeto en el estado alterado de conciencia en que se encuentra (No te asustes de mi presencia / ¡Abrázame!). El poema describe la situación ritual (la presencia de los animales sagrados como la serpiente y el jaguar, los sueños) y el origen atávico (He existido desde un principio)”.
Al final de este ensayo, Rodríguez Monarca, escribe: Para concluir
¿Qué me detiene aislado en esta tierra abandonada
por los hombres,
poseído y desgreñado por los pájaros insolentes
que golpean mi cabeza?
Carlos Reyes Ramírez
Hemos hecho una lectura relacional en el campo de la poesía amazónica contemporánea, fijando la atención en la conciencia de desterritorialización y desplazamiento de los sujetos poéticos, que generan distintas estrategias de reterritorialización como una forma de resistencia cultural, entre las que hemos identificado la reescritura de la (micro) historia o de acontecimientos, la apelación a lo sagrado, la rememorización y la apropiación del lenguaje (vinculada a las actitudes lingüísticas). Estas estrategias no pretenden encasillar a los poetas y sus textos, sino revisar los mecanismos de reterritorialización que operan, a nivel discursivo, como metáfora de la revitalización de las distintas apuestas poéticas (en plural) en la región de la panamazonía. La noción que nos ha permitido articular la actitud enunciativa con la dimensión territorial, es la de apropiación, entendida en este caso tanto como la reapropiación del espacio propio, agenciamiento no solo de ciertos elementos y estrategias que permiten construir desde este conjunto un nuevo tipo y estilo de enunciados, sino también como la apropiación de un espacio, dimensión territorial, desde su cultura hacia la cultura en contacto.
De la revisión de los textos poéticos y de la lectura de varias posibles categorías teóricas, hemos finalmente propuesto nociones que cooperan para la configuración simbólica y geográfica-geopolítica en el proceso de reterritorialización desde la reapropiación intracultural y el agenciamiento intercultural del sujeto migrante.
También es necesario destacar que el trabajo de Rodríguez es erudito y generoso con las inclusiones de citas y referencias bibliográficas de investigadores literarios, así como de fragmentos de poemas de poetas de Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia, que le sirven para verificar sus hipótesis y sus enunciados. Como poeta e investigador nacido en la región amazónica de Bolivia, es satisfactorio saber que nuestros esfuerzos por difundir la literatura amazónica de nuestro país hayan encontrado eco en este trabajo académico y nos sitúe a la altura de los textos de otros países.
Pueden leer el ensayo completo en el siguiente enlace: