El 4,4 por ciento de los bolivianos sufre depresión, según el informe más reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, además, destaca que en el mundo los casos aumentaron un 18 por ciento, en la última década.
En Latinoamérica, el país con mayor número de personas que padecen depresión, está Brasil, con el 5,8 por ciento de su población. Le siguen Cuba (5,5 por ciento); Paraguay (5,2); Chile y Uruguay (5); Perú (4,8); Argentina, Colombia, Costa Rica y República Dominicana (4,7), Ecuador (4,6), Bolivia, El Salvador y Panamá (4,4); México, Nicaragua y Venezuela (4,2); Honduras (4) y Guatemala (3,7).
Según detalla el organismo en su informe “Depresión y otros trastornos mentales comunes”, la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 320 millones de personas
“Es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio”, detalla en su página web.
El dato más alarmante, sin embargo, es que se asocia la depresión, la muerte de 800.000 personas por suicidio, cerca de 2.191 cada día.
Aunque hay tratamientos eficaces para eliminarla, más de la mitad de los afectados en todo el mundo (y más del 90 por ciento en algunos países) no recibe esos tratamientos. Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la falta de recursos y de personal sanitario capacitados, además de la estigmatización de los trastornos mentales y la evaluación clínica inexacta.
La carga mundial de depresión y de otros trastornos mentales está en aumento. En una resolución de la Asamblea Mundial de la Salud adoptada en mayo de 2013 se abogó por una respuesta integral y coordinada de los países al problema de los trastornos mentales, ya que «es una de las principales causas de discapacidad en el mundo» y las pérdidas económicas que provoca exceden el billón de dólares cada año, producto de la apatía y la falta de energía que genera en sus víctimas.