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La célula de un compendio literario

Inmediaciones se une a la campaña solidaria que un grupo de escritores bolivianos inicia esta noche para apoyar al prestigioso Centro Cultural Melchor Pinto, e Santa Cruz de la Sierra, con la publicación digital de un compendio literario e invita a sus lectores a adquirirlo, para generar fondos que ayuden a aliviar la frágil situación en la que se encuentran los centros culturales nacionales y de todo el mundo debido a la pandemia.

La célula de un compendio literario

Jackeline Rojas Heredia

Cómo llegas a ser célula, a ser un glóbulo rojo integrado a un inmenso flujo sanguíneo que recorre venas y ventrículos como las aguas recorren un río. Mi palabra tan mía, tan interna, tan pegada a las concavidades oscuras de mis entrañas, de los gritos silenciados en el transcurso del tiempo, hoy es un cachorrito que camina entre las fieras salvajes de una enorme manada.

Pequeña nube que se pasea sobre las nieves eternas de los Himalayas, estrella cuyo tímido brillo integra la inmensa red, alfombra de luces y de enigmas divinos que construyen la Vía Láctea. La palabra amada, conjugada y conjurada emerge de gigantes voces, de plumas cuya sensibilidad estremece la piel, bálsamo eclíptico.

He aquí el milagro, la creación, el lenguaje del ser, la poesía; narración de la vida, el cuento y todo en la creación de fábula de un compendio en apoyo leal al espacio cultural La Casa Melchor Pinto y en homenaje al artista, gestor cultural, maestro, Jorge Rózsa. Es el milagro de la alegría, de la integración poética de quiénes aman a Santa Cruz la bella, y de quienes, del valle o del occidente acudieron a ese llamado de amor para compartir las letras.

Es grande Homero Carvalho Oliva, escritor beniano, no solo por la trayectoria exquisita de su legado literario, sino por ser fuerza, impulso vital para que muchos autores se desprendan de la timidez y se revelen. Gigia Talarico es el eje, el equilibrio, la inspiración, ese remanso de paz abierto a compartir la sonrisa el hallazgo en el niño y el adolescente que anhela coger las riendas de su camino.

Sandra Concepción Velasco, no la ves, pero está, se deja sentir en cada imagen, en cada Like, en cada emoticón lleno de besos, energía que contamina todas las ondas electromagnéticas y que ilumina espacios día a día en el erotismo de su palabra piel, de sus sensaciones de íntima vida.

Eliana Sosa Martínez puede generar espasmos de miedo e intriga, de hacerte volver con pies sin voluntad a los terrores nocturnos de casas, patios, habitaciones que adquieren un tamaño descomunal en minúsculos ojos aterrorizados. Pero Eliana es tan cálida como solo los ángeles guardianes pueden ser, no así las ánimas.

Nacen otros asombros al leer a Silvia Rózsa, herida palpable que transmuta, que se hace palabra cruda, profunda, real, es el pincel que delinea formas curvas, redondeces de lágrimas de mujer. Y ese torbellino de sensaciones, sentires, esa fuerza motora se comparte en la letra suave y nostálgica de Marcia Batista Ramos.

Lucia Carvalho Sandoval convoca la ternura y la frescura juvenil que, aunque parezca contradictorio, se expande en la fuerza de su feminidad aguerrida.

Y si por lo general, la palabra masculina poca atención me convoca, debo admitir que me siento honrada y conmovida por la sencillez profunda de las palabras hiladas por Ramiro Jordán, por el amor a la cálida naturaleza cruceña manifestada en las letras de Sergi Revet y por esa sutil locura que revela el desvarío provocado por amores que no se concretan y que tienen en la palabra de Jorge Barriga su espacio para volver a ser.

Otra revelación es Stéphanie Hinojosa, en cuyas palabras se presiente esa honda nostalgia por aquello que no fue.

Y María Claudia Ardaya unió esos ingredientes singulares, los condimento con su halito creativo de palabras y diseño, con el respeto profundo a la pictórica producción de Jorge Rozsa, así que un poquito de acá, de allá y mucho de espíritu hizo posible el compendio.

He aquí el ramillete de creaciones integradas, de escritores unidos por la fe en el ser humano, en el anhelo de creer y de crear un mundo posible ajeno a los egoísmos, los regionalismos, los intereses mezquinos de grupos o de políticas que no comprenden el valor de forjar y nutrir la rica literatura boliviana, he aquí la magia pura, simple y gigante del Colectivo poético.

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