Esas fueron solo algunas de las falsas o exageradas declaraciones hechas por el expresidente Álvaro Uribe antes del plebiscito que rechazó el acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las guerrillas, de acuerdo con el sitio web de fact-checking Colombia Check.
El debate que antecedió al voto del pueblo colombiano fue permeado por mentiras, rumores y post-verdades, de acuerdo con Fabio Posada, editor de Colombia Check. Para él, la gente se interesa cada vez menos en conocer la verdad y las razones detrás del comportamiento de sus líderes.
“[La gente] está más propensa a seguir un ideal que interprete su descontento o sus miedos, incluso si el líder que los representa tiene un discurso plagado de inconsistencias”, dijo Posada al Centro Knight. “Ya no estamos en un mundo en el que se use la razón. Estamos en un mundo que prefiere el bullying. Ese es el desafío que periodistas y fact-checkers debemos descifrar en esta época en la que vivimos”.
En ese escenario de “post-verdad”, las iniciativas de fact-checking han experimentado un boom global, incluyendo a América Latina, donde cada vez más periodistas están involucrados en iniciativas de chequeo del discurso público o de verificación de la noticias y rumores que proliferan en las redes sociales.
Actualmente, al hacer una búsqueda en Google es fácil identificar si los resultados que se muestran son o no “fake-news”. Desde febrero, un sello de Google Noticias indica al usuario la información que ha sido verificada por organizaciones independientes como Chequeado, de Argentina; ChecaDatosMx y El Sabueso, de México; o Agência Lupa, Aos Fatos y Agência Pública, de Brasil.
Ese es solo un símbolo de cómo el fact-checking se está estableciendo cada vez más en la región -en América Latina están 14 de las 115 iniciativas activas de fact-checking en el mundo-, de acuerdo con una encuesta del Dukes Reporters’ Lab publicada en febrero. En 2014, ese número era apenas de tres.