Bolivia está inmersa en una etapa crítica. Los discursos de los políticos que pelean por Gobernar el país han polarizado las posturas y cuando pensamos que se había superado cualquier tipo de diferencia racial, retumba en nuestros oídos: “Los indios se pasean”.
Los llamados constantes a hacer manifestaciones “pacíficas”, tanto de la oposición como del oficialismo, no son más que intentos de demostrar cuanto poder tiene el uno sobre el otro. Sin duda, gran parte de esta situación también es culpa del Tribunal Supremo Electoral (TSE) que no supo administrar un proceso que desde ya era conflictivo.
Sin embargo, la gente que sale a bloquear por el respeto a su voto debe estar también consiente de no vulnerar al transeúnte que debe trasladarse hasta otro punto, a la ambulancia que atiende una emergencia y respetar al que piensa distinto. Que utilizar adjetivos como “indio” o “t’ara”; “colla” o “camba” no te hacen más cuando se trata de defender la democracia. Que un símbolo tan antiguo como la wiphala no representa a un presidente sino a una cultura.
En Cochabamba no queremos repetir un Enero Negro, nuestra memoria histórica ha registrado la jornada violenta de hace 12 años como una de las muestras raciales más críticas. Después de tanto tiempo no puede volver a repetirse una jornada violenta. En las jornadas de crisis del país, evitemos volver a separar a la gente como citadinos o campesinos.