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Jorge Muzam desde San Fabián de Alico

Amalia Cordero / Cuba

‘’Al igual que la pintura, escribir es un arte’’.
José Martí. Octubre 1881

Leo las publicaciones de Jorge Muzam y de pronto navego por el río Itata que  alimenta al valle del Ñuble. A su alrededor se extiende una gran diversidad de paisajes naturales donde crecen bosques nativos, de esos que en el planeta están en peligro de desaparecer, ante la codicia consumista de las grandes transnacionales.  En la lengua Mapuche, Ñuble significa ‘’pastoreo abundante’’. Su población, la mayoría rural, trabaja  en la agricultura, la ganadería y la actividad forestal. El clima continental le proporciona a su pequeña población veranos cálidos e inviernos fríos y lluviosos donde es común que debuten heladas y nevadas ligeras  junto a las nieves que exhiben las montañas en su elevada cima. Es un hermoso paisaje y en especial para Jorge Muzam, uno de sus pródigos hijos, un motivo para el encantamiento que excita  sus musas. Entonces disfruto  los castaños en flor sobre el desierto, el ventarrón intermitente y la rugidera de los árboles desnudos, los aromos estallando en amarillo, las nubes altas disuadiendo  el hielo matinal, la mermelada de mora y a un escritor que para romper la rutina se refugia en sus libros. Cada escrito de Jorge me guía entre esos brotes de vida junto a los que ha crecido  porque aquí nació, en San Fabíán de Alico,en 1972, al pie de las raíces  jóvenes y vigorosas  de la Cordillera de Los Andes, en el centro de Chile. En este lugar donde aún flotan los genes de Violeta y Nicanor Parra y se sienten los disparos y la caballería de Bernardo de O’higgins, en octubre de 1813, durante la Batalla de El Roble. Asiduo a la escritura, en cada página tributa pasajes  de San Fabián con exquisitos detalles mezclados con los sentimientos que despierta  su mirada sensible de artista. Destila la belleza de su mundo en  textos de muy agradable lectura poética. Entonces sus letras ‘’como flechazos de comunicación, pájaros del pensamiento y de la sensibilidad’’, al decir cortazariano, protagonizan el verdadero  oficio de las palabras para que no ‘’lleguen  a cansarse o a enfermarse’’.

 Nubes altas disuadiendo el hielo matinal de este epílogo invernal en el valle de Alico.

Mis genes lingüisticos parecen desarraigados. Las circunstancias de la historia han sido de largas marchas en medio de la ventisca de esporádico calor nocturno.[…] …mi español, solo un instrumento medianamente funcional de mi propio estar en este suelo reblandecido por la lluvia. Cada alusión, a los signos vivos  de su territorio, se viste de autobiográfica. Así lo encontré. Se apareció una tarde en mis redes, muy cerca de otro amigo y con premura  mi inquietud de seguirlo afloró. En el ícono  ha colocado, de respaldo, una imagen de su agreste  tierra. La mirada en la distancia busca señales de cómo será el furturo. Y lo ve venir:  ‘’Es mejor volver al silencio de la lluvia, a 1920, 30 o 50, al baile nocturno de poeta sobreviviente, que en estricto rigor es casi lo mismo,  esos días y noches donde predominaba la ingenua certeza de que los años venideros serían mejores’’.

Anclado en una tierra de asentamientos mapuches les ha heredado  las características de aquel lenguaje sonoro, dulce y rico. Eso siento cuando leo sus textos cortos y contundentes donde trata, con arte, los asuntos cotidianos que pueden pasar desapercibidos para cualquier ciudadano. Destaca su habilidad para tejer las palabras al introducir  intertextualidades, tan armoniosas como la naturaleza que observa, roza, escucha, respira o huele, junto a temas sociales  y a  sus opiniones personales de escritor avezado, respecto al mundo, al tiempo y a la época que vive: El verano llegó como bola de fuego de Van Gogh. Algunas flores se desvanecieron  sin recibir misericordia.

Voy con mi vecino Donato a San Carlos. Mientras conduzco, él mira por la ventanilla y empatiza con los trabajadores de manos frías. Sabe que a la mayoría no le queda otra que perderse en esa niebla trabajando sin descanso por un par de míseros pesos. Él mismo lo sufrió durante ochenta años. Hoy tiene ochenta y cinco. Antes bastaba con poder afirmar una pala o azadón para licenciar como adulto a un niño.   

Licenciado en Historia ha publicado artículos, ensayos, crónicas y relatos en  medios americanos y europeos. Su nombre firma prólogos en las novelas de  numerosos escritores y se desempenña como columnista en varias páginas en Estados Unidos e Inmediaciones en Bolivia. Aquí está, los invito a disfrutar sus letras.

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