Gotas
¿Se hieren y se funden? Acaban de dejar de ser la lluvia. Traviesas en recreo, gatitos de un reino transparente, corren libres por vidrios y barandas, umbrales de su limbo, se siguen, se persiguen, quizá van, de soledad a bodas, a fundirse y amarse. Trasueñan otra muerte.
Aclimatación
Primero te retraes, te agostas, pierdes alma en lo seco, en lo que no comprendes, intentas llegar al agua de la vida, alumbrar una membrana mínima, una hoja pequeña. No soñar flores. El aire te sofoca. Sientes la arena reinar en la mañana, morir lo verde, subir árido oro. Pero, aún sin ella saberlo, desde algún borde una voz compadece, te moja breve, dichosamente, como cuando rozas una rama de pino baja ya concluida la lluvia.
Fortuna
Por años, disfrutar del error y de su enmienda, haber podido hablar, caminar libre, no existir mutilada, no entrar o sí en iglesias, leer, oír la música querida, ser en la noche un ser como en el día. No ser casada en un negocio, medida en cabras, sufrir gobierno de parientes o legal lapidación. No desfilar ya nunca y no admitir palabras que pongan en la sangre limaduras de hierro. Descubrir por ti misma otro ser no previsto en el puente de la mirada. Ser humano y mujer, ni más ni menos.
Verano
Todo es azul, lo que no es verde y arde, I.N.R.I. —igne natura renovatur integra— en este aceite grave del verano; cae el que pesa el vuelo de los pájaros y blasfema del pájaro sin vuelo, cae la excrecencia verbal = la agorería = el trofeo, la joya sobre la vieja piel de siempre. Quien se sienta a la orilla de las cosas resplandece de cosas sin orillas.
Invierno
Como las gotas en el vidrio, como las gotas de la lluvia en una tarde somnolienta, exactamente iguales, superficiales, ávidas todas, breves, se hieren y se funden, tan, tan breves que no podrían dar cabida al miedo, que el espanto no debiera hacer huella en nosotros. Después, ya muertos, rodaremos, redondos y olvidados.
Residua
Corta la vida o larga, todo lo que vivimos se reduce a un gris residuo en la memoria. De los antiguos viajes quedan las enigmáticas monedas que pretenden valores falsos. De la memoria sólo sube un vago polvo y un perfume. ¿Acaso sea la poesía?
Penitencia
¿Mirar atrás será pasar a ser de sal precaria estatua, un perecer petrificado preso en sí mismo, parte del roto encanto de un paisaje cuya música no logro más oír? ¿Debo matar lo que miré, el mito que minuciosa pliego y despliego, grava para mi paso solo? ¿Ciega borrar lugares, playas, vientos, el tiempo? Sobre todas las cosas, anular horas que se han vuelto inútiles como lluvia que cae sobre el mar implacable, como mis propios pasos si no son penitencia. Exilios
Están aquí y allá: de paso, en ningún lado. Cada horizonte: donde un ascua atrae. Podrían ir hacia cualquier fisura. No hay brújula ni voces. Cruzan desiertos que el bravo sol o que la helada queman y campos infinitos sin el límite que los vuelve reales, que los haría de solidez y pasto. La mirada se acuesta como un perro, sin siquiera el recurso de mover una cola. La mirada se acuesta o retrocede, se pulveriza por el aire si nadie la devuelve. No regresa a la sangre ni alcanza a quien debiera. Se disuelve, tan solo.
En el dorso del cielo
No es casual lo que ocurre por azar: un fragmento de nada se protege del no ser, se entrecruza de signos, impulsos, síes y noes, atrasos y adelantos, trozos de geometría celeste, coordenadas veloces en el tiempo y algo ocurre. Lazos para nosotros pálidos, son obvios para lo que no ve más, y nosotros la ventana abierta desde donde la tela blanca vuela cubierta de sueños. Pero uno llama azar a su imaginación insuficiente.
Cuadro
Construimos el orden de la mesa, el follaje de la ilusión, un festín de luces y sombras, la apariencia del viaje en la inmovilidad. Tensamos un blanco campo para que en él esplendan las reverberaciones del pensamiento en torno del icono naciente. Luego soltamos nuestros perros, azuzamos la cacería, la imagen serenísima, virtual, cae desgarrada.
Biografía
Poeta y crítica uruguaya nacida en Montevideo en 1924.
Estudió Humanidades en su país, siendo profesora de literatura hasta 1973 cuando la dictadura la forzó al exilio.
Vivió en México de 1974 a 1984, radicándose definitivamente en Austin, Texas, desde 1989.
Su obra lírica, caracterizada por una honda emoción expresada de manera lúcida y privada de patetismos, la convierten en una de las voces principales de la llamada generación del 45, y en la actualidad, en nombre insoslayable del panorama poético hispanoamericano.
Además de poeta, es autora de artículos periodísticos y de crítica literaria, así como de numerosas traducciones.
Parte de su obra está contenida en los siguientes volúmenes: «La luz de esta memoria» en 1949, «Palabra dada» en 1953, «Cada uno en su noche» en 1960,«Oidor andante» en 1972, «Jardín de sílice» en 1980, «Parvo reino» en 1984, «Sueños de la constancia» en 1988, «Procura de lo imposible» en 1998, «Reducción del infinito» en 2002, «Plantas y animales» en 2003, y «El Abc de Byobu» en 2005.
Sus méritos la han hecho acreedora a diversos premios: Premio Internacional Octavio Paz, de Poesía y Ensayo (2009); Premio Internacional Alfonso Reyes (2014); El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015); Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016); El Premio Max Jacob (2017); Premio FIL de la Literatura en Lenguas Romances (2018), Premio Cervantes (2018), entre otros.