¿Dónde está un solo ejemplo de una alcaldía gobernada por el Movimiento Al Socialismo que pueda mostrar un impacto sostenible en desarrollo humano, en bienestar para sus habitantes, en modernidad?
El MAS logró en sus primeros años cumplir con sus votantes a nivel local, todavía como aliado de Izquierda Unida o también como el instrumento político creado por los cocaleros. Un ejemplo fue Edmundo Novillo en Totora, reelegido por sus aciertos en la década pasada. El propio Felipe Cáceres cumplió dos gestiones notables al frente de Villa Tunari, aunque sin revertir los indicadores del IDH.
Seguramente existen otros casos aislados, pero en ninguno se consiguió la transformación que tuvo Curaguara de Carangas, por ejemplo, con una administración indígena no masista; o Concepción al otro extremo del país, antes de la llegada del MAS; o el ejemplo de Potosí cuando René Joaquino no era masista.
El caso más emblemático es el de La Paz, la sede de gobierno. La Paz y El Alto heredaron el estropicio institucional y corrupto de administraciones a cargo de Conciencia de Patria, la madre urbana del MAS. CONDEPA hizo trizas la gobernabilidad de todos los municipios donde logró mayoría en los años noventa, salvo en una gestión de Mónica Palenque que se superó a tiempo.
La Paz se modernizó y consiguió convertirse en una ciudad maravilla después de sucesivas gestiones basadas en el buen gobierno; con planificación participativa en cada uno de los programas; con capacidades para convertir crisis en oportunidades, como en febrero de 2002; con rendiciones permanentes de cuentas. Ni duda cabe que sus tres mejores estrellas son: el sistema de transporte con base en el Pumakatari; el desarrollo humano en la atención a niños, adolescentes y mujeres; y la ley de culturas y la amplísima oferta en esa área. Sin olvidar la creación de parques que reciben a paceños y alteños y familias de todas las provincias.
Incluso la crisis de la basura de este año ha despertado la disciplina paceña y, oh paradoja, ahora la gente es más cuidadosa y la urbe está más limpia.
En un momento, el Presidente Evo Morales confesó su admiración por el burgomaestre Juan del Granado, al punto que quería “clonarlo”.
Todo cambió cuando del Granado y Luis Revilla no aceptaron “atarle los cordones” y ganaron la pulseta frente a la candidata masista Elizabeth Salguero. Muchos ciudadanos respiraron tranquilos porque la amenaza de destruir lo avanzado parecía diluirse.
Desde entonces a la fecha, el MAS se dedicó a cercar las obras del municipio, al punto que tenemos al vicepresidente Álvaro García Linera inaugurando enlosetados o callejones ajenos a la planificación del municipio. El teleférico fue una propuesta desordenada porque quiso restar el impacto del bus municipal, destrozando espacios verdes y fomentando más mercadillos informales en toda la ciudad.
Omar Rocha fue usado para impedir el control que corresponde al poder local. Siguen actualmente las maniobras encubiertas para quitar gobernabilidad y fomentar el retorno al desastre.
Pronto todo lo avanzado podrá estar perdido, incluyendo el sistema de salud municipal y la difícil construcción institucional.