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Fanthy Velarde / poemas

Y me llevo todo

recojo mi infancia

concluida

como empezó en La Senda

cerrándome los labios

caminando el domingo

al cementerio

a buscar a un amigo

para decirle algo

aquí donde me niego

a la sonrisa

porque el recuerdo me hiere

e inútilmente intento

reposar esta otra vida

¿Esto será todo?

¿Aquí me quedaré a enterrar

mis canciones

tu nombre

tu creciente ansiedad

entre mis muslos

tu crepúsculo dorado

descansando

en mi cintura?

Aquí no puedo recrear

tu refugio de escritorio

de notas y deberes

tu trinchera

con mi cuerpo desnudo

calcado en los papeles

los recuerdos de antes

controlados sin relojes

que van marcando

tu paso

por lejanos ojos

Aquí no puedo nada

ni salvarme

ni esperar que vengas

me llames,

me raptes

me arrebates a los árboles

que se han tragado el fuego

a las voces fantasmales

de la noche

que llenan mi descanso

con gritos de dolor

y de deseo

Mañana

dirás

                y ya es diciembre

la hierba creció día tras día

Una pareja de tojos

tejió su nido

en la única rama del aromo

que se libró del fuego

Es diciembre

y el agua

                encontró cómo llegar

                hasta el borde mismo

                               de las sábanas

el sol va

                y viene

besando tu piel suave

(y el cayú floreció por fin)

Estás y no estás,

como en los acertijos

Quién sabe

En la noche

subieron las hormigas

Nada pudieron

tu amabilidad    y tu paciencia

El asombro de oscuros túneles

fue el incesante cosquilleo

desde adentro

Invadido está tu territorio

Déjame flotar lejos

en algún río de nombre extraño y dulce

Espera que los insectos

terminen su faena

y mi cuerpo, libre al fin,

repose su cansancio

Volveré otro día

                Volveremos

Cierra los ojos

canta esa vieja canción

que habla de esa joven

olorosa a manzanilla

Canta

canta que oscurece

y la luna se ha ocultado en la

                                               lluvia

este uno de diciembre

Canta

Así podré llorar

sin que te enteres

mientras lucho con el agua

que se filtra por debajo de la puerta

Canta. Canta, corazón,

río herido

manso río                          

                sólo canta

Carta

La verdad, no te preocupes, tu amiga vive.

Ando con ella aunque no es de mi agrado

No tiene nada de especial ni es nada amable.

Creo que ella no es una sola, se despliega,

con la alegría en los ojos

y un olor a ritmo y tierra…

y me arrastra en sus quimeras

improvisando caminos

en islas de espumas flotantes

y maderas destrozadas.

A veces, llora en mis brazos

taciturna y abatida,

y tiene la sangre en celo

encadenada a la muerte.

No puedo verla en su esencia,

en su lujuria escondida

y esa moral que no entiendo;

no desprende su rosario

y reza, cuando la rabia la hunde.

Está atrapada, te digo,

en laberintos de espejos

no los acepta, los niega,

no logra reconocerse en ese rostro afilado.

Sólo en medio del amor

alguna vez se sintió bella,

en los oscuros secretos de las sábanas tendidas

cuando su cuerpo de fiesta

titiló como una estrella.

Después llegaron los golpes,

los insultos desmedidos,

el orgullo lastimado

y el cuerpo que no se entiende

con olor a sangre y miedo.

Tu amiga vive;

y trato de aconsejarla,

le digo que se rebele,

pero dice que no me meta,

que no se puede, que no es fácil andar dejando a los hijos

detrás de puertas ajenas.

¿Qué puedo hacer?,

Sólo irme.

Llena de rencor, me pierdo en su lastimero quebranto,

pero está viva, lo juro,

aunque no sé hasta cuándo.

Se me parte el alma

A mí,

mujer conjeturada, de baile y de guitarras,

Loretana de La Senda, crecida en Trinidad,

se me parte el alma cuando digo Tipnis…

Y aturdida,

camino de mi casa a la diaria rutina

de bancos, de plaza, mercados, celulares,

a todos los enchufes,

desconcierto de ollas,

domingos de cementerio,

espejismo de hospitales,

trajín cansado de marchas y bloqueos…

Sin nada que hacerle, irremediablemente

el patio se nos muere,

añoro el cigarrillo, a Gaby y a Rosita,

y se me ha anidado muy adentro del pecho,

un deseo de irme, de una vez y para siempre, irme.

Mejor que un mago,

voy jalando de mis entrañas,

como una cadena interminable,

las miradas incrédulas de Julia Molina, Raquel,

Cecilia, Angela, Nazareth, Yeny, Juana,

María Plácida, Layda, María, Mariana, Dora,

todas las mujeres del Tipnis que fueron a la Marcha,

mojan mis ojos con furiosas lágrimas,

porque parece que Dios no mira,

o les ha dejado la tarea

de seguir solos en ese afanado trajín

de defender la Loma Santa;

de buscarla de nuevo, quizá en otro mundo,

o debajo del río rojo que brotará del bosque

después del exterminio que se acerca como un Surazo,

devastador, fatal y raudo como un balazo…

(Tomado de la Antología de poetas bolivianos contemporáneos, edición de Homero Carvalho Oliva, publicada en Madrid, España, por la Editorial Amargord en el año 2017. Una selección que cumple el propósito de difundir la poesía boliviana en el exterior).

Fanthy Velarde, Loreto, Beni, 1958. Poeta y actriz, en 1975 ganó el Primer Premio de los Juegos Florales de Trinidad. Libro: Para Julio en diciembre, Trinidad, 2001. Es presidenta de la Casa de la cultura del Beni.

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