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¿Está la democracia en peligro?

Los datos son incuestionables y las proyecciones sombrías: en Santa Cruz hasta el 21 julio existían oficialmente 30.887 casos de COVID-19 y 854 decesos, y “se estima que para principios de septiembre, se cuente con 62.285 personas contagiadas del virus”. En este escenario, como ejemplo de lo que sucede en el País, ¿se deberían llevar a cabo las elecciones nacionales el 6 de septiembre? No. ¿Está la democracia en peligro? Sí.

La democracia como sistema político para resolver problemas de ejercicio del poder está peligro desde que Evo no respetó las reglas de juego y las instituciones del Estado eran funcionales a sus intereses, más aún, con las extralimitaciones institucionales del gobierno interino de Jeanine Añez y los impulsos autoritarios de algunos de sus ministros.

Por lo tanto, lo que se busca es salvar la democracia con la exigencia del cumplimiento de las normas cuando se comete una falta como fue la difusión de datos de una encuesta interna del MAS por parte de su candidato Lucho Arce, y también con nuevas elecciones y alta afluencia de votantes para que ejerzan su derecho político -así tener un gobierno legítimo- pero sin el miedo a contagiarse de la COVID-19.

¿Por qué cometió una falta Lucho Arce? La norma dice: “Las organizaciones políticas que difundan resultados de estudios de opinión en materia electoral, por cualquier medio, serán sancionadas por el Órgano Electoral Plurinacional con la cancelación inmediata de su personalidad jurídica….”.

Dejar pasar dicha falta es provocarle otra herida a la débil democracia boliviana.
Para que Lucho no se sienta sólo en la isla de los culpables, es necesario volver a recordarle que también Carmelo Lens en el 2015 cometió una falta y perjudicó a su agrupación política en el Beni. Es decir, se mantiene misma norma pero se viven dos momentos políticos diferentes: Lens fue víctima cuando el MAS era partido predominante y su agrupación partidaria opositora; Arce también es víctima cuando existe una suerte de gobierno dividido y está, igualmente, en condición de opositor.

¿Por qué víctimas? La agrupación de Carmelo Lens tenía altas posibilidades de ganar las elecciones en el Beni en el 2015, la agrupación de Arce Catacora también en los comicios nacionales del 2020. En otras palabras, es una regla de juego macabra para quien es objeto de aplicación por la simple razón que penaliza el derecho de ejercer la libre expresión.

Así es Luchito, fueron tus hermanos quienes establecieron la norma pero nunca imaginaron que sufrías de incontinencia verbal y peor aún, que algún día serías su candidato a la presidencia.

Ahora bien, la intención de relacionar la exigencia ciudadana del cumplimiento a la norma –caso Arce- con los extremistas de derecha que buscan menguar la confianza institucional en el TSE, o con la idea de que se pretende que la presidenta Añez continúe gobernando hasta el próximo año es un reduccionismo. Una cosa es que los ciudadanos libres pidan que las reglas se cumplan, otra que los extremistas jodan, otra que el gobierno interino esté mal en las encuestas y necesite tiempo para oxigenarse, y otra que comentaristas, periodistas, analistas e intelectuales afines al MAS por conveniencia ideológica y flojera mental relacionen todas esas acciones y las representen como un comportamiento uniforme de la derecha antidemocrática golpista. Un nombre y apellido lindo para definir a todos sus adversarios y enemigos políticos en tiempos de campaña.

Indudablemente, el MAS todavía sigue siendo la fuerza política con el mayor apoyo electoral en relación a las demás agrupaciones partidarias, pero ¿esa legitimidad es un blindaje para incumplir normas?

Por otro lado, es un ingenuo creer que al MAS se lo sacará de la cancha con la aplicación de una norma por la razón antes expuesta. A los ilusos se les debe recordar que sólo con votos se gana una elección.

La situación es complicada para la institucionalidad democrática boliviana pero se vuelve más gris con extremistas de derecha y manipuladores de izquierda. La polarización -entendida como desconocimiento y distanciamiento de la mesa (redonda o cuadrada) para debatir y el aumento de impulsos centrífugos (extremistas y manipuladores)- sólo es conveniente para determinados intereses.
¿La idea es polarizar para mantener la tormenta perfecta?

Sí. La democracia en Bolivia está en peligro porque los extremistas y manipuladores disimulan ser demócratas pero juegan a proteger su verdad, aniquilar al otro y derrumbar la institucionalidad, por eso la palabra deliberación les parece de otra galaxia.

Mientras tanto, en el centro político, se mantiene la esperanza democrática de que es posible el acuerdo para sanar de la tos y bajar la fiebre después de la mojazón a causa de la tormenta. ¿Qué es democracia en dicho contexto tormentoso? Pedir la reprogramación de los comicios nacionales a raíz de la pandemia y que se cumplan las normas para así poner en primera línea el sentido común y la justicia.

José Orlando Peralta B./ Politólogo

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