Las movilizaciones ciudadanas en distintas ciudades de Bolivia tienen como base a un sujeto político: las clases medias. En el caso de Santa Cruz, su predominio en las diversas concentraciones en El Cristo ha permitido articular élites económicas y sectores populares y así fortalecer la legitimidad de Luis Fernando Camacho.
Uno de los valores que motiva la movilización de la clase media politizada en Santa Cruz, y demás sectores, es la fe religiosa. Camacho es un producto de esta forma católica-cristiana de ver, creer y sentir la vida, por eso es que en su discurso político tiene como sustento la biblia. Quien no tome en cuenta este factor como variable cohesionadora, no está comprendiendo a cabalidad el problema que tiene paralizado al departamento.
Ahora bien, ser religioso no implica ser ángel y no tener intereses políticos. Después de las muertes en Montero y el cerco al presidente cívico en El Alto, más los insultos contra los cruceños por parte de las grupos movilizados afines al gobierno, las emociones se han exaltado y los relatos políticos radicalizados.
En este contexto político, la clase media que tiene como base generacional a jóvenes que oscilan entre los 20 y 30 años y que por naturaleza son usuarios de redes sociales por donde las noticias falsas están haciendo de las suyas; la mezcla de expectativas, fe, deseos políticos añejos, frustraciones, miedos y rabia han sido el cóctel perfecto para mantener las movilizaciones y bloqueos indefinidos en el territorio históricamente opositor al gobierno.
Los actores políticos formales ( MAS y CC) deben tener seriamente en cuenta ello el día que concuerden una salida institucional a la crisis política, pues la señal que devela la politización de la clase media cruceña es la demanda de un cambio de correlación de fuerzas políticas y paradigma ideológico. Esa es su sustancia.
Ahora bien, es también necesario reconocer que las estrategias y tácticas no sólo deben depender de la religión y redes sociales, es necesario y urgente plantear un pensamiento político claro y preciso con una re-significación de lo que se entiende por democracia y no repetir consignas e ideas congeladas en el tiempo.
Aquí deberían jugar un papel importante los intelectuales críticos y no limitarse, en unos casos, a cuestionar de forma tóxica la radicalidad discursiva de Camacho por ser un joven inexperto en el escenario político y etiquetarlo sin el mínimo esfuerzo analítico como el nuevo facho de la oligarquía cruceña, y en otros, cargarle toda la responsabilidad y enceguecerlo con adulaciones. como el nuevo mesías del oriente.
La clase media cruceña es un nuevo sujeto político en Bolivia y por ahora Luis Fernando Camacho es su líder indiscutible, no necesariamente por haber sido votado en una elección popular; sino porque por su fe religiosa, audacia política y firmeza en lo que cree le ha permitido ganarse el respeto moral de gran parte de la ciudadanía boliviana opositora al gobierno del MAS.
José Orlando Peralta B. es politólogo