Rodrigo Pacheco Campos
“Nos reservamos el derecho de admisión. Jerarquía y estatus en una clase alta boliviana” es una investigación etnográfica, escrita por Pablo Barriga, que estudia las dinámicas de consolidación y de reproducción social de una fracción de la clase alta de la ciudad de Sucre. La investigación, pese a que se inició entre los años 2011 y 2012, fue publicada por primera vez en el séptimo número de la revista La Voz de la Cuneta en 2016 y, por segunda vez, en la editorial Vida de Provincia, en 2018.
En términos generales, el libro presenta las partes integrantes de una investigación tradicional, a saber: estrategia metodológica, estado del arte, marco conceptual y desarrollo de resultados. En primer lugar, es pertinente indicar que la investigación presenta un riguroso estado del arte sobre la literatura escrita acerca de su objeto de estudio, las clases altas, de manera sistemática y ordenada, presentando el estado de situación, en términos académicos, de una temática tan poco estudiada por la intelectualidad boliviana –por diversas razones enunciadas en el libro sobre las que no es pertinente detenerse ahora–.
La investigación utiliza mayormente –aunque, por supuesto, no únicamente- variables conceptuales circunscritas al constructivismo estructuralista de Pierre Bourdieu, un sociólogo francés muy importante para los estudios de izquierda en torno a la realidad social, principalmente en la segunda mitad del siglo XX, que ha sido utilizado en una considerable cantidad de documentos académicos en Bolivia. En ese sentido, la investigación maneja los cuatro tipos de capitales (económico, social, cultural y simbólico) que esboza conceptualmente Bourdieu a lo largo de su carrera intelectual.
Así, en el libro se reviste teóricamente la categoría de “clases sociales” bajo ese enfoque, alejándose de las interpretaciones economicistas del marxismo ortodoxo. Ello produce, entre otras cosas, que la investigación esquive conscientemente el estudio de grupos sociales con un fuerte capital económico (y que, por tanto, serían considerados como clases altas en las interpretaciones convencionales), como ser comerciantes mayoristas del mercado campesino por ejemplo, debido a que, a pesar de poder tener mayor capital económico que las clases altas tradicionales, pueden ocupar una posición de menor jerarquía dentro del espacio social. En ese marco, el estudio de la clase social, en el libro, no responde al lugar que ocupan los individuos en relación con las estructuras de un modo de producción y de una formación social (en este caso la boliviana), sino a la posesión conjunta y combinada de los distintos capitales por parte de los individuos, que produce determinados habitus de clase entre ellos, es decir, modos de vida y modelos mentales similares.
Ahora bien, el autor, entendiendo que la categoría de clase social debe comprenderse de manera relacional con respecto a la sociedad que designa, vincula la categoría en el contexto sucrense, periférico en cuanto a los principales circuitos económico-comerciales y políticos del país, con los grupos sociales que tienen acceso privilegiado a los sectores económicos más poderosos de la ciudad (banca, servicios, construcción, profesiones libres rentables como la medicina o la abogacía, entre otros).
El desarrollo de los resultados de la investigación se divide en dos partes; la primera estudia las estrategias de reproducción social de los jóvenes de la clase alta de Sucre y la segunda explora la jerarquía y el estatus en una ya inexistente discoteca vanagloriada por grupos de jóvenes pertenecientes a una fracción de la clase alta de la ciudad.
El autor, en la primera parte del libro, describe analíticamente las estrategias de reproducción de los grupos de jóvenes de clase alta, enfatizando tres áreas preeminentemente: estrategias educativas, criterios y dinámicas de formación de parejas y lógicas de distinción de orden simbólico. Cabe destacar que el libro permite intuir que todas ellas operan en dos ámbitos interrelacionados; uno material que comprende relaciones sociales concretas y uno subjetivo que comprende esquemas y modelos mentales (permeables a diversas esferas de la vida social, como ser: percepciones estéticas, éticas corporales, signos sociales valorados positivamente por la ideología dominante, etc.).
En ese sentido, en primera instancia, el libro se enfoca a entender una de las inversiones sociales de las clases altas por excelencia, la educación (preescolar, escolar y universitaria –generalmente costosa-), cuyo valor, como estrategia de reproducción de la clase alta como grupo, no radica solo en sí misma, es decir en tanto educación “de calidad”, sino en la socialización de los niños, adolescentes y jóvenes en núcleos de interacción social con sus “pares” (en términos de estatus y jerarquía) que, en muchos casos, pueden pervivir intactos durante toda la vida.
Barriga permite comprender que los mecanismos de distinción y de creación de fronteras, insertos dentro de campos sociales caracterizados por un acceso diferenciado al poder (económico, político, etc.), entre los grupos de jóvenes de la clase alta y los grupos pertenecientes a clases más bajas, instauran relaciones de dominación-subordinación que se naturalizan a través de distintos fenómenos, como por ejemplo: determinados modos de ser, de ostentar, de interpretar la realidad, de estigmatizar y valorar negativamente “lo indio”, lo provinciano, lo timorato, etc. Por tanto, a raíz de los planteamientos del autor, se puede señalar que existe un conjunto de indicadores, de diversos ordenes, por medio de los cuales las clases altas crean fronteras materiales y simbólicas ante otras clases y grupos sociales; cuestión que refuta los razonamientos de sentido común tan extendidos dentro de nuestro contexto que indican que las dinámicas de distinción entre los diversos actores sociales se explican solamente por el color de piel y por la histórica lógica de equivalencias negativas que matiza a las identidades indígenas. Está claro que la temática es sumamente compleja y necesita ejercicios de problematización como el que se realiza en el libro de Barriga.
Asimismo, cabe destacar que el libro contiene algunas reflexiones interesantes acerca de la temática de género. Aunque, evidentemente, no sea algo propio de las clases altas, el sistema de dominación masculino suele ser el ordenador de las relaciones sociales entre los individuos y, por tanto, de las dinámicas de formación de parejas dentro de esa clase social. En ese sentido, el libro grafica las particularidades del “mercado simbólico” que caracteriza las relaciones entre hombres y mujeres, señalando que los aspectos valorados por los hombres, de la fracción de la clase alta estudiada, hacia las mujeres son estéticos y tienen un carácter conservador en cuanto a la sexualidad de la mujer. Mientras que, por otro lado, los aspectos valorados por la mujeres son más diversos pero se relacionan con el cumplimiento, por parte de los hombres, de un conjunto de aspectos (estéticos, económicos, sociales, etc.) que consideran distintivos de su grupo social.
En la segunda parte del libro, consistente en el análisis de la jerarquía y el estatus en una discoteca, que en el momento era la más costosa de la ciudad, se puede observar que todos los elementos esbozados en el presente escrito se representan también de manera espacial. Ello supone que los grupos de jóvenes de la clase alta con los signos sociales más valorados sean capaces de apropiarse del espacio central de la discoteca como resultado de su posición de dominación simbólica y material, mientras que los demás grupos estén relegados a transitar los márgenes del lugar.
A modo de conclusión es pertinente indicar que la investigación presenta un análisis riguroso de su objeto de estudio por medio del enfoque teórico de Bourdieu; sin embargo, la notoria deuda de parte de la intelectualidad boliviana con respecto a la realización de investigaciones acerca de las clases altas en el país implica que, como lector, se busque análisis no solo de las estrategias de reproducción social y de dominación de las clases altas en el orden simbólico (cuestión que realiza adecuadamente el autor del libro reseñado), sino también, con mucho más énfasis, de las relaciones materiales de poder que caracterizan un sistema profundamente desigual como el boliviano y, por tanto, de las estrategias de dominación materiales de las clases altas que producen, entre otras cosas, acaparamiento desigual del excedente, precariedad, relaciones de explotación, etc.
Nótese, sin embargo, que lo dicho en el precedente párrafo solo puede ser comprendido por la falta de investigaciones sobre el tema, ya que la teoría de Bourdieu sobre las estrategias y medios de reproducción de las posiciones de clase, que utiliza el autor del libro, ha sido en muchos casos bastante útil para superar las lecturas convencionales de carácter estrictamente economicista que reducían esas estrategias y medios a las dimensiones económicas (y también, en ocasiones, políticas) y que, por tanto, no contemplaban a profundidad las dimensiones educativas, afectivas, simbólicas y culturales.