Márcia Batista Ramos
«La cultura indígena es maravillosa y está viva. Seguiremos centrándonos en esta increíble fidelidad a nuestra ascendencia, al tiempo que nos mantenemos en línea con las nuevas tecnologías.» Eliane Potiguara
La escritora y poeta brasileña Eliane Lima dos Santos, nació en Río de Janeiro, el 29 de septiembre de 1950, es conocida como Eliane Potiguara, es una profesora, activista y empresaria indígena brasileña. Fundadora de la Red de Mujeres Indígenas Grumim (creada en 1987 e inspirada en «la saga de familias indígenas que, tras sufrir la violencia, tuvieron que peregrinar en busca de la supervivencia física, moral y étnica»). Además, fue, merecidamente, una de las 52 mujeres brasileñas nominadas para el proyecto internacional «Mil Mujeres para el Premio Nobel de la Paz».
La familia de Eliane se desplazó, antes de su nacimiento. Entonces, en el exilio, la poeta recibió los conocimientos de la «Aldea y de la Floresta» de forma oral y escribe en el poema «Yo no tengo mi aldea»:
«Yo no tengo mi aldea
Mi aldea es mi casa espiritual
Regalada por mis padres y abuelos
La mayor herencia indígena
Donde vivo desde tierna edad(…)»
La poeta creció en el «Morro da Providência», en Río de Janeiro, en su cima se extiende una favela con el mismo nombre, la favela más antigua de Brasil. La familia de la escritora Eliane Potiguara, tuvo que huir de sus tierras para evitar ser asesinada, como tantos otros indígenas potiguaras del Estado de Paraíba.
Brasil es un país racista, que se forjó bajo la saña del colonialismo esclavista, que privaba, a los habitantes originarios de sus libertades fundamentales y los sometía a la explotación del trabajo forzado, del trabajo esclavo indígena (en una primera etapa, antes de importar mano de obra esclava de África) y la explotación sexual.
Con la llegada de los portugueses, millones de personas, que vivían en lo que hoy es suelo brasileño, sufrieron una explotación salvaje, fueron consideradas “cosas” u “objetos” de compra- venta y fueron víctimas de los más bajos instintos y caprichos de los recién llegados esclavistas; que jamás respetaron las culturas pre existentes a su llegada.
Inicialmente, llegaron sólo hombres a Brasil, lo que provocó inúmeras violaciones sexuales a las mujeres originarias y como consecuencia empezó un gran mestizaje.
Más allá del mestizaje forzado, el proceso colonizador de Brasil, por parte de la Corona Portuguesa, significó la extinción de gran parte de las sociedades originarias que vivieron por larga data en el territorio anterior a la dominación. También, fueron exterminados mediante la acción armada, el contagio de enfermedades traídas de Europa, totalmente, desconocidas en América, e incluso, a través de la implantación hegemónica de políticas de asimilación de los indígenas a la nueva sociedad.
El exterminio humano, continuó hasta épocas relativamente recientes. Según registra en su obra el investigador y activista Stephen Corry «(…) En 1963, por ejemplo, la comunidad de los indígenas «cintas largas» de Brasil fue dinamitada desde un avión por unos recolectores de caucho que querían deshacerse de la etnia. Durante el juicio, doce años más tarde en 1975, uno de los asesinos llamado José Duarte de Prado se jactó abiertamente de que «es bueno matar indios”.”
En este contexto de barbarie disfrazada de civilización, la sociedad brasileña, a través del Estado mantiene gran parte de los indígenas en territorios aislados, donde son víctimas de mineros que invaden sus territorios y los asesinan para robar las riquezas minerales y otros que van por madera, tierras cultivables o para saciar sus instintos psicópatas de maltratar a humanos indefensos.
Eliane Potiguara aprendió a escribir a los siete años e inmediatamente, se transformó en la Luz que alumbraba a su familia, cuyos miembros adultos eran analfabetos. La niña Eliane redactaba las cartas para su abuela, que las enviaba desde Río de Janeiro a parientes en el Estado de Paraíba o a otros lugares ya que, en la primera mitad del siglo pasado, huyeron debido a los conflictos por la tierra y por formas extremas de violencia contra los pueblos indígenas. «Escribiendo las cartas, leyendo las respuestas que recibíamos y las historias que contaba mi abuela, fui comprendiendo esta especie de exilio familiar que me llevó a crecer en Morro da Providência, en Río de Janeiro».
En una entrevista la escritora confiesa: » (…)me costó un poco más entenderme a mí misma como indígena en una sociedad racista y discriminatoria».
Cabe notar que mi país, Brasil, tiene mucha facilidad para difundir y aplaudir a escritores y otros artistas extranjeros, antes de valorizar la producción local, por su parte, los indígenas brasileños por su condición de pobres, la mayoría y silvícolas, que tienen idiomas maternos diferentes del portugués y no están alfabetizados en el idioma patrio, entonces, se quedan alejados de las posibilidades de transformarse en escritores en nuestra bendita Tierra, mismo después de pasados 525 años de la invasión del territorio y su colonización.
En este escenario de tristeza y desolación para los pueblos indígenas es que la escritora Eliane Lima dos Santos se destaca como la voz de los de la floresta. Eliane Potiguara es licencianda en Letras y Educación, por la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), después se especializó en Educación Ambiental por la Universidad Federal de Ouro Preto, Minas Gerais. Su Alma Mater en diciembre del año 2021 le otorgó el título de doctora «honoris causa», del Consejo Universitario (Consuni), máximo órgano de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.
Eliane Potiguara, fue la primera mujer indígena brasileña a publicar un libro cuando en 1989 público “A Terra É a Mãe do Índio”, de su autoría, obra premiada por el Pen Club de Inglaterra. Desde entonces, motivados por ella, han surgido muchos otros autores indígenas, especialmente mujeres.
Eliane Potiguara publicó: La tierra es la madre del indio (1989); Akajutibiro: Terra do Índio Potiguara (1994); Media cara, media máscara (2004); Sol de pensamiento [Ebook] (2005); Coco que guardó la noche (2004); El pájaro encantado (2014); La Tierra Sanadora (2015).
La escritora y poeta Eliane Potiguara en 1995, en China, en el Tribunal de las Historias No Contadas y los Derechos Humanos de las Mujeres/Conferencia de la ONU, narró la historia de su familia que emigró de tierras paraibanas en la década de 1920 debido a la acción violenta de los neo colonizadores y la destrucción física y moral consecuencias de esta violencia a la dignidad histórica de su bisabuelo, abuelos y descendientes. Ocasión, en que relató el terror físico, moral y psicológico que atravesó en su búsqueda de la verdad, además de sufrir violencia psicológica y vejaciones por haber sido detenida por la Policía Federal por defender a los pueblos indígenas y sus familiares, del racismo y la explotación. Además, contó que sufrió calumnias por parte de la prensa del Estado.
Eliane Potiguara fue Consejera de la Fundación Palmares /Minc, y «fellow» de la organización internacional ASHOKA, líder del GRUMIN y miembro de Mujeres Escriben Mundo. Participó en 56 foros internacionales y más de 100 foros nacionales que culminaron en la Conferencia Mundial contra el Racismo en Sudáfrica en 2001 y otro foro sobre Pueblos Indígenas en París en 2004.
En ocasión de la novena sesión del Grupo de Trabajo Indígena en la ONU, Ginebra 1991 Eliane Potiguara dijo:
“Aquí quiero hablar como mujer, madre y maestra que soy, indígena brasileña, emigrante y, consecuentemente, sufriendo todo tipo de discriminación: social, racial, sexual. Pero, jamás sometida al sistema político y económico que destruye y desintegra nuestra cultura.»
Así es Eliane Potiguara, la poeta y escritora que tiene la necesidad de liberar la voz sofocada de la población indígena brasileña. Así es Eliane Potiguara: La voz de los de la floresta.
“(…) ¡Oh! ya tengo a mi aldea
mi aldea es mi corazón ardiente
Es el hogar de mis antepasados.
y el lugar alto desde donde veo el mundo
con una mirada más solitaria que nunca
donde puedo brotar
miles de luces
que florecerán mentes
desposeídas de racismo y prejuicio.»