Si uno está inmerso en la política estadounidense, dos elementos le saltan a la vista: por un lado, que hay como un desplazamiento progresista al interior de los Demócratas y por otro, que en este desplazamiento progresista, emergen el Green New Deal y el pedido de subir impuestos a los “billionaires” (billonarios) porque, entre los Republicanos hay una resistencia a aceptar el cambio climático y porque la brecha entre ricos y pobres es cada vez más grande. Bernie Sanders, hace 3 años, fue el que inició el desplazamiento, y aunque estuvo a punto de ganar las elecciones primarias a Hillary Clinton, hoy –cuando Sanders decide volver a lanzarse como candidato a las internas de los Demócratas- la situación es distinta: hay más representantes progresistas en los Demócratas, y digamos que la subida de impuestos y el acuerdo por el cambio climático (Green New Deal) tienen cada vez más consenso.
Si Sanders necesita diferenciarse, ahora más que hace 3 años, como candidato progresista del ala moderada y centro de los Demócratas, también debe hacerlo del senador progresista Cory Booker (que propone, por ejemplo, garantizar un trabajo en la administración pública para los estadounidenses desempleados) o de Elizabeth Warren quien, como Sanders, también aboga por un seguro universal de salud pero incluye en esto a niños. Es verdad, Sanders es un poco más ambicioso en sus propuestas: desde educación universitaria gratuita, pasado por seguro universal de salud y finalmente, subir el salario mínimo a 15 dólares por hora; pero cabe ser un poco críticos con lo que se entiende aquí como Socialismo Democrático. Los socialistas más recalcitrantes se preguntarán sobre el mismo Sanders que planteaba en los años 70 que nadie podía ganar más de 1 millón de dólares (lo que hoy vendría a ser 6 millones de dólares aprox.), hoy, según Sanders, los que ganan arriba de este tope, deberían pagar 48% por ciento en impuestos, mientras que para el 0.01 por ciento que gana más de 10 millones de dólares, esta cifra está en 52% en impuestos. Esto puede ser visto como un avance en Estados Unidos (de hecho, es una discusión amplia que tiene como referentes a Sanders y Ocasio-Cortez), pero en los años 60, cuando Sanders estaba en Universidad, esta cifra, sobre los impuestos a los más ricos, estaba alrededor del 91%.
Recientemente, me refiero a su texto “Guide To Political Revolution” (2017), Sanders definía al socialismo como la propiedad de los medios de producción y una igual distribución del trabajo y la propiedad. Esto, como también dice Sanders, trataba de que las grandes industrias debían pasar a ser administradas por los trabajadores. Pero este discurso ha desaparecido de la agenda de Sanders, así en lo que refiere a transporte, energía o salud. Wall Street debe ser “reestructurado”, para así lograr préstamos pagables para medianas y pequeñas empresas, los “decent-paying jobs” en cambio, como se incentivaba al consumo de la clase trabajadora blanca luego de las guerras mundiales, sí es un elemento fuerte en su discurso.
A grandes rasgos, Bernie Sanders es revolucionario para términos estadounidenses. Pero todavía queda saber qué propone frente al Big Four (Google, Facebook, Apple y Amazon) de empresas en el rubro de tecnología que destacan por evadir impuestos y pagar cifras astronómicas a sus directivos, sin olvidar que estas firmas monopolizan información y datos. Es más, Alphabet –una de las firmas que dio lugar a Google- está en primer lugar en financiar a la campaña de Sanders. Adam Tooze, un profesor estadounidense en Historia decía recientemente que en varios aspectos, lo de Bernie Sanders era similar a Trump (por ejemplo, que él no quería visas temporales para trabajadores inmigrantes porque significaría una competencia a los trabajadores estadounidenses). Esto no quiere decir que Sanders es lo mismo que Trump, sino que el socialismo democrático de Sanders parece no atacar a los fundamentos mismos de la política estadounidense. ¿Cómo piensa, por último, hacer que Estados Unidos “lidere” la lucha contra el cambio climático?