“Finalmente la poesía boliviana gana mayor visibilidad en nuestro continente gracias a la antología de Homero Carvalho, titulada La poesía del siglo XX en Bolivia, publicada en 2015 por la editorial española Visor”.
Emilio Coco / Poeta y traductor italiano
Homero Carvalho Oliva
Viajas entonces por un libro azaroso
al país en que habitan tus fantasmas
(Fragmento de un poema Antonio Terán Cabero, incluido en la antología)
Enfrentar la tarea de seleccionar poetas y poemas para una antología no es tarea fácil, requiere de un gran conocimiento literario, capacidad de investigación, muchas lecturas y un gran sentido estético que será definitivo a la hora de elegir quiénes serán incluidos y quiénes no. Una antología es como una mirada, como si fuera una fotografía de algo especial que será recordado; son “recortes de la realidad”, afirma Enrique Gallegos en su artículo sobre antologías, recortes que se realizan desde la visión del antologador y por tanto está “cargada de significaciones y presupuestos”, además las antologías permiten “ubicar afinidades, rasgos de época, lecturas, influencias y debates en determinado marco social”.
Por eso mismo suscribo la declaración del escritor colombiano, Jaime García Pulido: “Las antologías de poesía son una summa vital, patrimonio de la cultura. Son llamados de atención, voces de alerta sobre otras formas de inventariar la cultura inmaterial desde los territorios vitales del lenguaje. Para los poetas se imponen como ordenamiento, reescritura, patrón de visibilización; para los iniciados o lectores desprevenidos es una ruta para asomarse a una realidad que existe en su entorno, si bien a primera vista pueda parecer ajena o compleja”; para mí son inventarios de un momento histórico, temporal y espacial, una especie de registro, de fotografía o de documento que sirve como una referencia para dar a conocer un panorama literario determinado por el autor de la misma o por la editorial que la encargó. Los autores y/o poemas que se repiten en el espacio y el tiempo son los canónicos, en cambio los demás son mutables, susceptibles de ser reemplazados por nuevos poetas.
Poetas y poesía boliviana según Emilio Coco
Estos requisitos los conoce muy bien Emilio Coco, poeta y traductor italiano que ha elaborado varias antologías de su país, así como de otros países y que, en el mes de junio, en el marco de la FIL Santa Cruz, presentará su nuevo trabajo titulado Il paese degli specchi. Antologia della poesia boliviana d’oggi (“El país de los espejos, Antología de la poesía boliviana de hoy), versión bilingüe español/italiano, en el que incluye a treinta y dos poetas bolivianos contemporáneos, entre ellos a Antonio Terán Cabero, Pedro Shimose, Matilde Casazola Mendoza, Eduardo Mitre, Blanca Garnica, Norah Zapata-Prill, Álvaro Díez Astete, Juan Carlos Orihuela, Jorge Campero, Edwin Guzmán, Jaime Taborga Velarde, Gary Daher, Marcia Mogro, María Soledad Quiroga, Patricia Gutiérrez Paz, Vilma Tapia Anaya, Gustavo Cárdenas, Benjamín Chávez, Óscar Gutiérrez Peña, Gabriel Chávez Casazola, Mónica Velázquez Guzmán, Paura Rodríguez Leytón, Jessica Freudenthal Ovando, Guillermo Ruiz Plaza y me hace el honor de insertar mi nombre entre poetas que quiero y admiro.
La antología de Coco se abre con una introducción cuyo título “La poesía boliviana, todo un mundo por descubrir”, proyecta la propuesta de su autor: revelar nuestra poesía al mundo europeo. Por eso se pregunta y se responde: “¿Cuánto sabemos de la literatura boliviana en Italia? Casi nada”, luego explica que se debe a que las grandes editoriales de su país no se arriesgan a publicar poesía de otros países, en ese sentido reconoce la labor de Claudio Cinti al traducir y publicar en Italia a algunos de nuestros poetas. Coco es un conocedor de la poesía hispanoamericana en general y de nuestra poesía en particular; ha leído e investigado antologías nacionales y breves estudios que se han publicado en revistas o suplementos culturales que él, generosamente, cita en este prefacio; hace referencias, por ejemplo, a los ensayos y muestras de poesía hechos por Gabriel Chávez en revistas y a la antología de Mónica Velásquez, de la cual resalta “el análisis crítico propuesto por Mónica Velázquez Guzmán en su ensayo “Un paseo por la poesía boliviana desde mediados del siglo XX”, quien también es autora de una “interesante Antología de la poesía boliviana del siglo XX: la danza (2004)” en la que Velásquez hace un buena selección que incluye su propia obra poética.
La poesía del siglo XX en Bolivia
Me sorprendió gratamente leer el destaque que hace de la antología que edité para Visor, la más prestigiosa editorial de poesía de España; Coco señala: “Finalmente la poesía boliviana gana mayor visibilidad en nuestro continente gracias a la antología de Homero Carvalho, titulada La poesía del siglo XX en Bolivia, publicada en 2015 por la editorial española Visor, insertada en la serie «La Estafeta del Viento», que nació con el propósito de divulgar, a través de una serie de selecciones atendidas por expertos del tema de la poesía latinoamericana, en toda su diversidad y vitalidad, poco conocida incluso, en su madre España. Carvalho hace una elección de treinta y dos poetas, que se abre con Adela Zamudio (1854-1928) y terminando con la joven Elvira Espejo Ayca, nacida en 1981. Casi la mitad de los autores que consideró están muertos y solo diez son nombres en común con la antología actual que incluye la misma cantidad de poetas que Carvalho: Antonio Terán Cabero, Pedro Shimose, Eduardo Mitre, Matilde Casazola, Álvaro Diez Astete, Homero Carvalho, Patricia Gutiérrez Paz, Benjamín Chávez, Gabriel Chávez Casazola y Mónica Velásquez”. Y es cierto: coincidimos en el número de poetas incluidos, treinta y dos, en mi caso la exigencia de la editorial fue que la mayoría fueran canónicos, es decir con obra ya concluida y convertidos en clásicos de la poesía boliviana, los otros deberían ser contemporáneos, vivos, y en esta parte coincidimos con diez nombres de poetas tal como lo menciona Coco. Esto me enorgullece. No me equivoqué en elegirlos para mi antología, en la que yo no tenía chance de incluir a otros, que Emilio si lo hizo porque se trata de treinta y dos poetas vivos cuyas obras ya han trascendido incluso nuestras fronteras. Según Jorge Boccanera: “en general creo que una buena antología toma cuerpo a partir de las inclusiones, porque de algún modo viene a llenar un vacío” y eso pretende una antología. En el caso de El país de los espejos, Antología de la poesía boliviana de hoy, es una extraordinaria muestra de la poesía que se está trabajando en Bolivia en la actualidad.
Coco reconoce la diversidad de registros poéticos de nuestra literatura y por eso aclara: “esta no es una antología en el sentido tradicional de la palabra. No es una historia, un relato más o menos exhaustivo de lo que sucedió en Bolivia en las últimas décadas en el campo poético. No informa sobre estética, las tendencias más fuertes, las varias generaciones; también porque la poesía boliviana – y cito nuevamente a Mónica Velásquez – se caracteriza precisamente por «La variedad y dispersión de sus escritos», es prácticamente imposible dibujar líneas, catalogar, etiquetar, crear y definir tendencias. Los poetas de esta antología se presentan al lector, cada uno con su exagerada vitalidad e individualidad, con su inconfundible voz”.
En los párrafos finales de su introducción Coco aclara: “Es un primer intento de dar a conocer y apreciar mejor la obra literaria de escritores que hasta ahora habían sido difícilmente accesibles para los lectores locales por la escasa o nula difusión de sus escritos, en un país tradicionalmente aislado que parece vivir al borde de la grande exploración literaria del siglo XX y principios del XXI que caracteriza al continente latinoamericano. Actualmente los poetas constituyen el hilo más sustancial de las letras bolivianas. Hay nombres que sobresalen por la solidez y originalidad de su obra. El lector que se acerque a esta antología sabrá descubrirlos; estoy convencido de que todos, sin distinción, son dignos de ser incluidos en esta antología y del lugar que les fue asignado”.
Emilio Coco, nacido en San Marco in Lamis (Italia), es hispanista, traductor y editor. Entre sus trabajos más recientes destacan: Antologia della poesia basca (Crocetti, Milán, 1994), tres volúmenes de Teatro spagnolo contemporaneo (Edizioni dell’Orso, Alessandria, 1998-2004), El fuego y las brasas. Poesía italiana contemporánea (Sial, Madrid, 2001), Los poetas vengan a los niños (Sial, Madrid, 2002) y Poeti spagnoli contemporanei (Edizioni dell’Orso, Alessandria, 2008). Como poeta ha publicado: Profanazioni (Levante, Bari, 1990), Le parole di sempre (Amadeus, Cittadella, 1994), La memoria del vuelo (Sial, Madrid, 2002), Fingere la vita (Caramanica editore, Marina di Minturno, 2004), Sonetos del amor tardío (Alhulia, Salobreña, 2006), Serodio amor (Espiral Mayor, A Coruña, 2007), Contra desilusiones y tormentas (Ediciones Fósforo, México, 2007), Il tardo amore (LietoColle, Falloppio, 2008) y algunas “plaquettes”. El último de ellos, el Premio Ramón López Velarde, México, 2016).