Blog Post

News > Opinión > Carlos Derpic Salazar > El hombre y la historia

El hombre y la historia

Hace una semana escribíamos acerca del cierre del Ministerio de Justicia, fundamentado en el accionar de esta cartera de Estado durante los gobiernos del MAS, que lo convirtieron de “Ministerio de los Derechos Humanos”, en “Base operativa de la persecución de opositores, incluso hasta la muerte”.

Hicimos referencia a cómo, cuando fue creado, era una entidad estatal orientada no sólo a la coordinación del Ejecutivo con el Judicial (que siempre hubo, aunque no hubiese sido como “ministerio”), sino y sobre todo a la promoción, defensa y divulgación de los Derechos Humanos, a la defensa pública de quienes no tenían acceso a los servicios de abogados, y a la supervisión del cumplimiento -por parte del Estado boliviano- de los tratados y convenios internacionales en la materia. Hicimos también mención del ex ministro René Blattman, como artífice de la creación, funcionamiento y consolidación de tan importante ministerio.

A continuación del artículo, muchos lectores. lamentándose, comentaron que no hay, en la hora presente, alguien como René Blattman. Y tienen toda la razón. No hubo, no hay ni habrá nadie como el mencionado ex ministro, menos aún quien se jactó de haber trabajado con él, para después demostrar que no le llegaba ni a los talones. Cada ser humano es, simple y llanamente, único e irrepetible, con sus grandezas y sus miserias, con sus aciertos y errores, con sus cosas buenas y cosas malas.

Pero, cuando encontramos alguien cuyas grandezas, aciertos y cosas buenas pesan más que sus contrarios, estamos en presencia de un ser humano capaz de transformar la realidad para beneficio de la población, sin perjuicio del beneficio propio. Ese fue el caso de René Blattman.

Felizmente no es el único caso ni la única área en que uno encuentra personas así, sino que la situación se replica, para bien del país y de la humanidad, en otros campos y con otras personas. Así sucede, por ejemplo, con Miguel Urioste Fernández de Córdova, economista agrario nacido en Sucre a finales de los años 40 del siglo pasado, que puso su vida al servicio de uno de los sectores más desprotegidos y más despreciados de la sociedad boliviana: los pueblos campesinos e indígenas. Menospreciados incluso por la “vanguardia proletaria”, los campesinos e indígenas nacidos en Bolivia sufrieron (y aún sufren) exclusión y son objeto hasta de burla por quienes, sin fundamento alguno y con fuerte dosis de discriminación social y racismo, se creen superiores a ellos.

En 1984 publicó que es clásico en la materia, “El Estado anti campesino”, que muestra, de manera clara, ordenada y sistemática, lo que sucede en la materia. Aborda el tratamiento del sector agropecuario y el Estado boliviano, mostrando ócmo el campesino seguía sin tierra pese a la reforma agraria. Analiza la pobreza rural, el impacto de la sequía 1981-1983, los movimientos campesinos de aquellos años y se plantea ya la necesidad de una reforma agraria.

 En 1987, “Segunda reforma agraria”, fue una publicación que continuó con la temática abordada por Miguel. Publicada por el CEDLA, se hizo en base a los importantes aportes formulados en un taller organizado por esa ONG, en el que participaron entendidos y expertos en la materia.

La materialización de esta inquietud vio la luz el 18 de octubre de 1996, cuando se promulgó la Ley del Servicio Nacional de Reforma Agraria (conocida como “Ley INRA”), que creó el Servicio Nacional de Reforma Agraria y estableció, entre otras cosas, seis tipos de propiedad de la tierra: el solar campesino, la pequeña propiedad, la mediana propiedad, la empresa agropecuaria, las tierras comunitarias de origen (TCO’s) y las propiedades comunarias. Estas dos últimas pretender ser borradas del mapa en la hora presente, en la que reina el individualismo propietario a título de “modernización”, sin reparar que una situación similar se vivió el siglo XIX, sin que Bolivia hubiera alcanza modernización alguna y, al contrario, los indígenas y campesinos, se vieron privados de la propiedad de sus pequeñas tierras.

La creación del Servicio Nacional de Reforma Agraria fue consecuencia de la intervención que se hizo sobre la entidad encargada de la materia, y en virtud a los negociados que un ministro adenista de la época hacía con las tierras.

Urioste (lo mismo que Blattman) está todavía entre nosotros, y su figura no puede desligarse de todo lo que significa protección de los campesinos e indígenas y adecuado tratamiento de la problemática agropecuaria en Bolivia, que se proyectan al futuro con la “Fundación Tierra” que creó hace varios años.

Augusto Torrez Miranda, otro economista que dedicó su vida a los campesinos e indígenas, creando el CIAC (Centro de Investigación y Asesoramiento Campesino) en Potosí, dijo en una ocasión, cuando alguien criticaba un libro de Miguel. “quisiera que alguno de ustedes escribiera un libro o un librito; si lo hiciera, tendría derecho a criticar el de miguel Urioste. Si no lo hace, mejor cierre la boca y aprenda de él.

Algunos dicen que la historia hace al hombre, otros que es el hombre quien hace la historia. La realidad nos muestra que, los hombres responder al momento histórico en que viven, pero hay hombres capaces de influir en la historia. Es, precisamente, el caso de Miguel Urioste Fernández de Córdovay, dicho sea de paso, de Augusto Torrez Miranda (el “Ch’utu)-

error

Te gusta lo que ves?, suscribete a nuestras redes para mantenerte siempre informado

YouTube
Instagram
WhatsApp
Verificado por MonsterInsights