Hace quince años cuando se promulgó la actual Constitución Política del Estado (CPE), teniendo como espíritu principal la refundación de la República de Bolivia, para dar paso a un nuevo Estado Plurinacional basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del vivir bien; dejando en el pasado lo colonial, republicano y neoliberal. Valores que solo quedaron en el verso sin que nada quede en la praxis.
El tan mentado Estado Plurinacional, sigue conservando el pasado colonial, republicano y neoliberal. Las estructuras institucionales de la República de Bolivia siguen intactas como son los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Con la actual CPE se repuso a la ex Corte Nacional Electoral como el cuarto poder, tal como estaba inscrita en nuestra primera carta fundamental, denominada Constitución de la Republica Boliviana, habiendo sido sancionada por el Congreso General Constituyente (Poder Constituyente Originario) en la sala de sesiones en Chuquisaca un 6 de noviembre de 1826 y promulgada un 19 de noviembre de 1826.
No sé de qué se jacta el Movimiento Al Socialismo (MAS) de haber “refundado” el país. No hubo nada de refundación, solo hubo cambio de nombres como el de Estado Plurinacional por lo de República o de Poder por Órgano. Los cambios de forma y no de fondo por la actual carta fundamental desde su promulgación (07-II-2009), no trajo nada de un “vivir bien” para la población, más bien todo lo contrario, en estos tiempos vivimos mal con un modelo económico, comunitario, social e improductivo que nos está llevando a la miseria y pobreza.
El masismo degeneró las libertades que nos otorga la actual CPE y un gobierno democrático en acciones de libertinaje. Ni gobernantes ni gobernados la cumplen. Todos hacen lo que quieren, cuando les conviene la acatan y cuando no se pasan por el forro. Un ejemplo claro de esas actitudes de libertinaje son los bloqueos de calles o de carreteras interdepartamentales afectando la libre transitabilidad, el paso de movilidades con alimentos, un turismo diezmado, incendios forestales por doquier entre otros males que nos hace ver como un país totalmente inviable.
El Estado Plurinacional resultó ser nada serio, todo es una chacota a tal punto que el primer poder del Estado como es la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) se convirtió en un nido de borracheras, donde, además sus oficinas están al orden del día para actos inmorales, la sala de sesiones especialmente en la Cámara de Diputados primó los debates a puro golpes e insultos sin que medie el razonamiento lógico y diálogo democrático. Todo parece menos un templo de la democracia.
Ni que decir de los otros tres órganos del Estado (Ejecutivo, Judicial y Electoral), totalmente desintitucionalizados, donde prevalece más los colores políticos del partido oficialista para ocupar un cargo público, menos lo meritocrático. Con el Estado Plurinacional, el país está al borde del abismo. Ni en el período de la República se llegó a este desastre en el que nos encontramos hoy en día. Los valores morales totalmente venidos a menos.
Todo lo criticado por el masismo sobre la época republicana, con su “proceso de cambio” lo repitieron o lo hicieron mucho mejor que los neoliberales. La corrupción ahora se lo hace de frente, sin pudor alguno. “Yo le meto nomás”, para eso están las/los abogadas/os. A tal punto que se “institucionalizó” esa frase, donde se pone el dedo salta la pus en las instituciones públicas.
Durante casi estos 20 años que el MAS y el sector indígena están en el poder, no habían sido la “reserva moral” que pregonaron cuando tomaron el bastón de mando del país. Resultaron siendo atrapados por los tentáculos de la corrupción y de lo inmoral, sin poder transformar de verdad la patria. El MAS solo llegó al poder en 2006 para gozar de las mieles del Estado y no para exigir su espacio en él.
Los masistas calzados a un principio con abarcas y ponchos, resulta que lograron en estos casi 20 años de gobierno, más que la clase política que los antecedió. No hay que olvidar que los dirigentes del MAS, estaban acostumbrados a la disciplina de la pobreza y las privaciones, combativos al frio o el calor. Aspectos que hoy en día están lejos a lo que fueron antes de su llegada al poder.