No es un secreto para nadie que el único candidato con un mínimo de consenso para enfrentar a Evo Morales, y ganarle en una justa electoral limpia, es Carlos Mesa. Perogrulladas aparte, es bueno recordar que no la tendrá nada fácil. Veremos que tan grueso es su cuero y si está dispuesto a tragar sapos, a cuál más feo y rugoso. La guerra sucia (no sé si existe una guerra limpia) en su contra será implacable.
Aunque el panorama político esta algo más claro, aun no da para el optimismo. No seamos ingenuos, Evo Morales y su pandilla de obsecuentes impostores, no están dispuestos a abandonar el poder, así pierdan una elección por goleada. Ya sabemos que se abanican los sobacos, por no decir otra cosa, con la constitución y las leyes, para ellos el poder se ejerce sin restricciones ni contrapesos, y los que se opongan deben atenerse a las consecuencias. Es de esperar que las posiciones autoritarias en el gobierno, se endurezcan.
Por otro lado, no podemos esperar nada positivo de la oposición política, su mezquino proceder y su miopía, fue una constante en estos años de poder absoluto del sátrapa Morales y su caterva de malhechores. No me cabe la menor duda que en estos momentos están pensando en cómo negociar pequeñas cuotas de poder, a cambio de su esmirriado apoyo a Carlos Mesa y su proyecto político, así nomas son, no tienen posibilidades, pero pretenden sacar el mayor provecho de las circunstancias. No saben actuar de otra manera.
Estoy convencido que la lucha política debe trasladarse a las calles, dada la nula confianza que existe en las instituciones democráticas, todas ellas tomadas por el masismo. Y no es un llamado a la violencia, es un llamado a la resistencia. No hay manera de que los delincuentes azules abandonen el poder pacíficamente, tienen mucho que perder, Evo Morales jamás entregara el poder voluntariamente, lo hará obligado por la movilización ciudadana.
Si bien es cierto, que, en esto de llevar la política a las calles, el MAS tiene cierta ventaja, por eso de la experiencia, tampoco es menos cierto que ha sufrido un desgaste muy grande. El fiasco de La Haya fue un golpe muy duro a la imagen de Morales y sus pretensiones de eternizarse en el poder. La corrupción y la degradación moral en todos los niveles del estado, no solo en los que gobierna el MAS, hace que la gente este harta de la situación. La soberbia y el cinismo de “los dueños de la verdad” nos esta llevando a una situación insostenible como país.
No hay que temerle a la confrontación, el gobierno autoritario y fascista de Morales, lleva las de perder, y lo saben. No dudaran en usar todos los medios a su alcance para evitar ir a la cárcel, porque es ahí donde irán a parar cuando se vean obligados a dejar el poder. Por eso debemos ser fuertes y no amedrentarnos ante las bravuconadas y el discurso abusivo de unos delincuentes que ya van de salida.