A raíz de diversas denuncias ciudadanas y un reciente informe de la Dirección del Instituto de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la UMSA, el agua potable que consumen las y los paceños está contaminada por actividades mineras y uso de químicos cerca de la represa de Hampaturi.
Según el informe, el agua potable, pese a estar certificada, presenta un alto nivel de metales pesados y tóxicos que están ocasionando problemas de salud a la población. Esta situación va en contra de lo que el Estado Plurinacional de Bolivia ha establecido: que el agua es un derecho humano y el acceso al agua potable es esencial para la vida. Así mismo, la Constitución indica que todas y todos los bolivianos tienen derecho al acceso universal y equitativo a los servicios básicos de agua potable (art.20).
En ese marco, la Política Nacional de la Calidad del Agua para Consumo Humano, aprobada mediante resolución ministerial N° 272 el año 2015, tiene como objetivo contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de la población boliviana y contar con un marco sólido que oriente las acciones de suministro, control, prestación de los servicios, la gestión de recursos hídricos y la protección de los recursos naturales y el medio ambiente. También señala las responsabilidades de los distintos niveles de gobierno para mejorar la calidad de agua en todo el país, las medidas para prevenir y evitar la contaminación, obligaciones de las Entidades Prestadoras de Servicios de Agua Potable – Epsas y los derechos de los usuarios. Al parecer ésta es otra política pública muy bien elaborada, que en la práctica no se cumple.
Un ejemplo de cómo hacer bien las cosas es la planta de tratamiento de aguas residuales de Cuxhaven, que está gestionada por EWE WASSER GmbH (EWE), una de las mayores empresas de eliminación de aguas residuales del noroeste de Alemania, responsable del transporte y la depuración a través de 23 modernas plantas depuradoras.
Por otro lado, también existen denuncias alarmantes de contaminación de mercurio en las aguas de la Amazonia boliviana. Una investigación reciente patrocinada por la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (Cpilap) y realizada por la UMSA confirmó la contaminación de pueblos indígenas por mercurio, usado por la minería aurífera. En 74% de las personas tenían niveles de mercurio superiores al máximo permitido. Los registros más altos están en los Esse Ejjas y los T’simanes. Si bien estas etnias viven lejos de las operaciones mineras ilegales, su población está contaminada con mercurio por su elevado consumo de peces y por beber agua de ríos donde se desecha la sustancia usada para extraer oro. La contaminación por mercurio es un riesgo para la salud humana, ya que se acumula en el cerebro y los riñones, provocando a largo plazo enfermedades neurológicas. El problema, según el biólogo Darío Achá, responsable del Laboratorio de Calidad Ambiental de la UMSA es complejo porque existe mucha gente dedicada a la minería en el Amazonas, alta producción de mercurio en el mundo y elevada demanda de oro de los países que lo guardan en sus bóvedas como una reserva económica.
De igual manera, entre las soluciones, en España químicos de la Universidad de Burgos han desarrollado una técnica para detectar la presencia de este metal nocivo en el agua de forma barata y rápida mediante el uso de un teléfono móvil. Cualquier persona, sin conocimientos previos, puede saber si un recurso hídrico está contaminado con mercurio por encima de unos límites determinados.
Por último, para detener la contaminación global con este metal tóxico, más de 140 países aprobaron en Ginebra hace 10 años la Convención de Minamata, normativa internacional vinculante bautizada con el nombre de la ciudad japonesa donde murieron cientos de personas en los años 50 intoxicadas con mercurio.
Las autoridades responsables de cuidar la calidad del agua en el país no pueden eximirse de cumplir con su trabajo, se cuenta con normativa y tecnología avanzada para realizar mediciones de los parámetros permitidos, tanto en el agua potable, como el agua de los ríos y actuar en consecuencia.