Homero Carvalho Oliva
Hacer antologías es un arte que merece especial atención y cuidado, además de una infinita paciencia para seleccionar los textos, ya sean cuentos, poemas o microcuentos, que serán incluidos en la selección. Una antología, al tratarse de una selección que propone sus propios límites (tiempo, espacio, género, tendencias, temáticas, etcétera) es arbitraria por definición, es imposible incluir a todos los poetas o cuentistas, muchas veces por las limitaciones propias de los objetivos de la misma, porque no se pudo conseguir información de los autores o por los respectivos permisos de publicación.
Suscribo esta declaración del escritor colombiano, Jaime García Pulido, para las antologías de poesía, pero que también pueden servir para las de cuento: «Las antologías de poesía son una summa vital, patrimonio de la cultura. Son llamados de atención, voces de alerta sobre otras formas de inventariar la cultura inmaterial desde los territorios vitales del lenguaje. Para los poetas se imponen como ordenamiento, reescritura, patrón de visibilización; para los iniciados o lectores desprevenidos es una ruta para asomarse a una realidad que existe en su entorno, si bien a primera vista pueda parecer ajena o compleja»; así es, son inventarios de un momento histórico, temporal y espacial, una especie de registro, de fotografía o de documento que sirve como una referencia para dar a conocer el panorama literario. Los autores y/o poemas que se repiten en el espacio y el tiempo son los canónicos, en cambio los demás son mutables, susceptibles de ser reemplazados.
El año pasado, durante la cuarentena, los escritores de microficción tomaron el cielo virtual por asalto y se adueñaron de las redes sociales. Hicieron videoconferencias ya sea para presentar libros, leer textos, hablar sobre el género, compartir proyectos y presentar libros. Los libros digitales fueron protagonistas de decenas de ediciones en las que editoriales ya conocidas competían con algunas nuevas creadas en la lucha contra el aislamiento que imponía el temor al contagio. En esta ola los escritores de microficción crearon comunidades virtuales y convocaron a antologías y compilaciones, algunas temáticas y otras de carácter general, algunas por el afán de compartir con los colegas de oficio y otras con el propósito de establecer cánones de investigación; quiero referirme a dos de esta última corriente que muestran ejemplos de lo que serían este tipo de textos literarios denominado microficciones y concebidos como: «Texto breve en prosa, de naturaleza narrativa y ficcional, que usando un lenguaje preciso y conciso se sirve de la elipsis para contar una historia sorprendente a un lector activo».[1] .
“Microcosmos”
Esta es una antología realizada por el investigador y escritor peruano Rony Vásquez Guevara que reúne a micronarradores de varios países para mostrar el estado actual de la microficción en esta parte del continente. La rigurosa selección fue publicada por la alcaldía de Lima, Perú, y Vásquez , en el prólogo luego de reconocer a su municipio agradece a los catorce narradores incluidos, cada uno con tres textos: “los mexicanos Adriana Azucena Rodríguez, Dina Grijalva, Paola Tena y Javier Perucho; a los escritores chilenos Pía Barros, Lilian Elphick y Diego Muñoz Valenzuela; a las escritoras españolas Carmen de la Rosa y Lorena Escudero; al escritor argentino Martín Gardella; al escritor nicaragüense Alberto Sánchez Argüello; al poeta y narrador boliviano Homero Carvalho Oliva, y a los escritores peruanos Alberto Benza González y Ricardo Calderón Inca por permitirnos compartir sus microrrelatos en la brevísima muestra que usted podrá apreciar en las siguientes páginas. Asimismo, me permito un especial agradecimiento y reconocimiento al grupo Lima Lee, a sus integrantes y voluntarios, así como a la Municipalidad Metropolitana de Lima y a sus autoridades por contribuir con la difusión del microrrelato en las letras peruanas”.
En las “Breves palabras necesarias”, de esta “Selección de microrrelatos”, Vásquez hace una puntualización. “En el marco de la literatura breve podemos encontrar principalmente tres vertientes: la lírica, la dramática y la narrativa. Esta última es la que desde hace algunas décadas ha llamado la atención no solo de lectores, sino también de investigadores y escritores. No en vano, actualmente, existen diversas editoriales independientes en Latinoamérica que se dedican exclusivamente a publicar libros de esta modalidad textual, así como revistas de investigación destinadas a difundir su presencia en la Academia. Aunque le han atribuido diversos nombres, en su mayoría prefieren llamarlo microrrelato, y otros también lo denominan microcuento. Entre microrrelato y microcuento pueden existir algunas diferencias terminológicas, sin embargo, en concreto, nos referimos a textos brevísimos que narran una historia. (…) Con la finalidad de continuar con la difusión del breve narrar, hemos convocado a diversas micronarradoras y micronarradores latinoamericanos y españoles de diferentes generaciones para presentar una brevísima y representativa muestra del arte del corto palabraje, la cual hemos titulado Microcosmos. Selección de microrrelatos. De esta manera, dejamos constancia que esta práctica escritural no es exclusiva de nuestros territorios, pues también se practica en otros continentes y, por supuesto, en otros idiomas”.
Tributo a Monterroso
Esta es una selección en homenaje al escritor guatemalteco/mexicano Augusto Monterroso, compilada por los escritores Javier Perucho, de México, y Rony Vásquez Guevara, de Perú. El magnífico prólogo le fue encargo al venezolano Alberto Hernández, quien lo titulo “Monterroso vive en el vientre de su dinosaurio” quien, en su estilo rinde su homenaje a este gran escritor de historias de historias breves de esta manera: “Pues, que no se nos olvide el relato de la bestia de cuello largo, por donde han pasado generaciones de fabuladores en procura de encontrar, en el vientre de la bestia, a quien la inventó, sentado en una butaca, al lado del hígado inmenso del animal, con lápiz y papel, escribiendo su historia, la nuestra, la de estos 100 años que representan la maravilla de haberlo tenido y seguir teniéndolo en nuestras breves y también un poco más largas existencias. Digamos que somos ese relato, el que tanto nos cuenta”.
El propósito de Perucho y Vásquez fue reunir a algunos de los más representativos escritores del género para homenajear los cien años del nacimiento de Monterroso, de quien tengo el honor de tener una hermosa dedicatoria de puño y letra. En esta compilación, a mucha honra, estamos incluidos dos bolivianos, ala lista es la siguiente: Gabriela Aguilera V., Raúl Brasca, Marco Antonio Campos, Emilio del Carril, Homero Carvalho Oliva, Ginés S. Cutillas, Eva Díaz Riobello, Lilian Elphick, Manu Espada, Cecilia Eudave, Marcial Fernández, Federico Hernández Aguilar, Maritza Iriarte, Arnaldo Jiménez, César Klauer, Isabel Mellado, Diego Muñoz Valenzuela, Ildiko Nassr, José Manuel Ortiz Soto, Víctor Manuel Ramos, David Roas, Nana Rodríguez Romero, Teresa Constanza Rodríguez Roca, Juan Romagnoli, Alberto Sánchez Argüello, Antonio Serrano Cueto, Ricardo Sumalavia, Paola Tena, Eduardo Torres, Gabriel Trujillo Muñoz, Laura Elisa Vizcaíno, Lucho Zúñiga.
Desde que empecé a publicar, en el año del Señor de 1983, me han incluido en muchas antologías de cuento y poesía, todas ellas me enorgullecen. El último año he sido invitado a participar de varias compilaciones de microcuentos ya sea temáticas o de carácter general, incluso, invitado por la escritora venezolana Adriana Rodríguez, coordiné una sobre discapacidad que se convirtió en un éxito y está siendo estudiada en universidades de muchos países. Para cualquier escritor de microficciones estar incluido en antologías como Microcosmos o Tributo a Monterroso es un honor porque sabemos de la calidad estética y de la severidad académica de los compiladores, todo un orgullo. Ambos libros pueden ser bajados de manera gratuita de la WEB en los siguientes enlaces:
[1] https://www.revistaquimera.com/microrrelato-una-introduccion-al-genero-gines-s-cutillas/