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Desideologización y honestidad como estándares de calidad para la sociología

Franco Gamboa Rocabado

Nadie puede negar que el pensamiento requiere de un mínimo de honestidad para dar frutos positivos. Esta exigencia es mucho más imperiosa para la sociología y el pensamiento social boliviano porque en el siglo XXI, representa una necesidad ineludible la desideologización y el logro de buenos estándares de calidad, tanto en la investigación como en el desarrollo de la enseñanza universitaria. La formación minuciosa en teoría sociológica permitirá que los estudiantes comprendan, de manera inmediata, que el trabajo teórico es una herramienta irrenunciable para la clarificación de marcos de consenso y líneas de reflexión compartidas dentro de la comunidad académica. Discutir sobre la refundación de la sociología no es suficiente, pues lo que se necesita es construir una identidad con bases sólidas para la disciplina sociológica, diferenciándola de otras disciplinas y superando, definitivamente, las ideologías tradicionales que solamente conducen a la demagogia y al anquilosamiento del pensamiento.

Las Ciencias Sociales desenvuelven el ámbito de sus preocupaciones científicas con teorías que operan como elemento clave en el impulso de una comunidad de académicos, como uno de los dispositivos que ordenan los consensos y los disensos internos de la disciplina sociológica, pensando en una realidad social siempre cambiante en sus objetos de estudio.

En este marco, la teoría define las líneas de reflexión institucionalizadas por una comunidad que tendría que florecer en un nuevo tipo de carrera de sociología. En síntesis, la formación en teoría y pensamiento “honesto” sin ideologización política o sectaria, ayuda a que una comunidad científica comparta evidencias y establezca acuerdos sobre el futuro de la educación de sus estudiantes y sobre cuáles serían los proyectos de investigación que se conviertan en el sustento de tres áreas de pensamiento: a) área de teorías sociológicas e historia del análisis sociológico; b) área de metodologías de la investigación y epistemología de las ciencias sociales; y c) área de gerencia social, institucional y organizacional.

En la actualidad, constituye un reto enorme el hecho de transformar nuestro sistema universitario en general, debido a que imperan viejas prácticas que no fomentan el fortalecimiento de la teoría en las Ciencias Sociales, sino que aparecen indicadores de baja calidad e insuficiencia de recursos económicos y humanos. La refundación de la sociología en Bolivia debe pensar en superar los problemas de calidad, por ejemplo, influir en la contratación de un plantel de docentes que califiquen adecuadamente para responder a estándares de excelencia, además de ofrecerles una formación permanente dentro de las mismas carreras docentes. En muchos casos se ha visto limitado el acceso a las grandes tendencias del pensamiento contemporáneo y a fuentes tecnológicas de información que podrían utilizar para optimizar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La renovación epistémica tiene que incentivar la necesaria práctica de un pensamiento creativo y audaz en los futuros profesionales, con la finalidad de que éstos puedan modificar en el mediano y largo plazo una serie de estructuras políticas e institucionales gracias a su formación como sociólogos investigadores y asesores estratégicos. El trabajo más duro y fundamental consiste en el imprescindible compromiso que cultive una sociología, apta para desarrollar todo tipo de pensamientos.

Las carreras de sociología deben tomar en cuenta que la jornada de estudios (número de horas), estén destinadas a investigar, leer y reflexionar sobre las nuevas formas del pensamiento propio. Al mismo tiempo, la renovación epistémica tendrá que contemplar las siguientes tareas:

  1. Efectivizar la contratación de un plantel de docentes calificados, predispuestos a la innovación en el pensamiento y la investigación, con el objetivo de forjar recursos humanos que destaquen en la producción teórica y el asesoramiento de todos los desafíos que se presenten en las instituciones públicas, privadas e internacionales.
  2. Pensar en una carga horaria adicional, sobre todo con aquellos alumnos que desean mejorar sus capacidades de investigación, según sus inclinaciones para explotar lo mejor de sus vocaciones y organizar talleres extracurriculares abiertos y permanentes con el fin de discutir todo tipo de teorías, ideologías y visiones de largo plazo sobre la renovación epistémica que puede tener lugar en una nueva oferta dentro de las carreras de sociología.
  3. Las universidades deben evaluar cuidadosamente cómo financiar investigaciones curriculares y extracurriculares de carácter sociológico, con la plena participación de los estudiantes, lo cual exige una buena inversión económica.
  4. Optimizar los recursos de información y bibliografías, además de aprovechar la tecnología que facilite la investigación científica y la enseñanza universitaria.
  5. Impulsar el compromiso con la renovación epistémica para producir una autodisciplina que proyecte la realización de, por lo menos, cinco investigaciones anuales y otros trabajos innovadores.
  6. Conectarse con el mundo exterior para evitar un sesgo demasiado localista, es decir, la renovación epistémica se transforma en una estrategia para aprovechar lo más positivo de la modernidad occidental, en función de conocer pensamientos alternativos en diferentes partes del ámbito internacional y la globalización.

Posiblemente, una de las responsabilidades más trascendentales que tendrían un impacto directo en la refundación de la sociología sea un cambio de actitud. Esto significa una modificación de los patrones de comportamiento para el desarrollo de aquellas visiones capaces de sacrificarse en función de las ideas propias, el trabajo disciplinado y el amor a la reflexión como la mejor forma de responder a los retos del pensamiento en un siglo XXI, caracterizado por las revoluciones en la ciencia, la tecnología y la denominada economía del conocimiento.

La renovación epistémica equivale a impulsar confianza entre los que enseñan y aquellos que aprenden, junto con la confianza en las expectativas que tiene la sociedad para valorar el conocimiento hasta lograr grandes consecuciones en un conjunto de pensamientos propios, osados y capaces de inspirar a las nuevas generaciones. Solamente con un pensamiento propio sería posible una reinterpretación de la historia para aprender de ella, proyectando una nueva visión de la sociedad boliviana y la educación universitaria en las Ciencias Sociales hacia adelante.

La dinámica pedagógica tiene el propósito de mejorar las destrezas que deben ostentar los docentes y los alumnos para razonar con independencia, antes que repetir conocimientos producidos para otro tipo de intereses y otro tipo de sociedades. La teoría enseñada en las aulas no debe estar lejos de la realidad en que se mueven las instituciones y la vida cotidiana de los docentes universitarios y sus estudiantes.

La gerencia social, organizacional e institucional como identidad del sociólogo del siglo XXI

En Bolivia y América Latina, algunas encuestas de percepción sobre el oficio del sociólogo (a) muestran la siguiente tendencia: este tipo de profesionales son vistos como reformadores de instituciones, organizaciones de la sociedad y, al mismo tiempo, son entendidos como activistas que se vinculan con la movilización política en beneficio de los más necesitados.

Otras opiniones se ordenan en las siguientes variables: los sociólogos pueden fomentar la eficacia, imaginar políticas de control de la corrupción, mejorar la capacidad de las instituciones públicas y representar inclusive a la sociedad, sobre todo por cierta habilidad en la influencia que tienen dentro de los procesos de democratización; sin embargo, también es posible percibir que la sociología como ciencia es entendida como un conocimiento bastante tolerante que puede optimizar diferentes tipos de liderazgo para ofrecer, inclusive, un proyecto de futuro dispuesto a generar adhesiones en función de la transformación social.

Estas características coinciden, por una parte, con los ajustes estructurales en materia económica y la gran influencia de los procesos de globalización, donde las alternativas políticas parecen ser escasas, ya que las teorías monetaristas, la economía de mercado y el interés por aplicar el conocimiento para resolver problemáticas concretas –sobre la base de criterios de competitividad o eficiencia institucional–, dominan la toma de decisiones en varios países de América Latina cuyo perfil profesional del sociólogo (a) tiene un sitial bien ganado como en Chile, Argentina, México, Colombia, Perú, Costa Rica y Brasil.

Por otra parte, el prestigio de los sociólogos también se relaciona con el deseo explícito de la población de considerar a la democracia como el sistema de gobierno más pacífico para resolver conflictos de todo tipo y donde los profesionales de las Ciencias Sociales son vistos como especialistas que deberían otorgar mayor atención a escuchar la opinión de la gente y realizar diagnósticos certeros de las condiciones en que se desenvuelven las estructura sociales, sus diferentes estratos y el funcionamiento de la cultura.

Es importante resaltar que también existen otras percepciones denominadas como sociología crítica, lo cual significa la identificación de nuevos criterios mediante la propuesta de diferentes perfiles ideológicos de cambio social o la ruptura absoluta con el statu quo. Esta tendencia equivale a pensar que la actual sociedad boliviana todavía piensa en la época de los grandes movimientos revolucionarios, o el auge de las posiciones de izquierda. Si bien el contenido ideológico de varias teorías sociológicas es bastante notorio, no son así las estrategias políticas para canalizar descontentos y mover adherentes desde el conocimiento de la acción política.

La sociología boliviana debe reflexionar sobre todo aquello que pueda combinar la ética y la solución práctica de los problemas cotidianos. Este es el núcleo que fue muy bien entendido por el perfil profesional de gerente social que recoge, elabora y agrega cualquier demanda de la sociedad civil, haciéndola ver como criterio de utilidad colectiva. Este sociólogo (a) como gerente social no es ni tecnócrata, ni manipulador, sino un asesor que utiliza sus oportunidades teóricas abiertas por la Sociología con el fin de ser eficiente al enfrentar problemas diarios. Ser un gerente social estratégico de los procesos sociales, no significa dejar de favorecer el funcionamiento democrático con el apoyo desde las bases populares de la sociedad civil, sino insistir en la renovación interna de las instituciones donde trabajan los sociólogos.

Por último, el modelo de gerente social tampoco implica tener en cuenta a un simple activista o a un profesional superdotado. Su principal orientación es, sencillamente, la de cumplir lo que la Sociología oferta, esto quiere decir que los sociólogos (as) deben realizar un conjunto de tareas que permitan establecer, poco a poco, patrones de cambio social como parte de un pleno sentido de responsabilidad con el conocimiento, su aplicación para el país y la orientación ética de un conjunto de profesionales capaces de engendrar un pensamiento propio y original.

A la fecha, era de la pandemia Covid-19, posiblemente sea muy difícil abrir la discusión para refundar la sociología. Lo cierto es que la sociología como profesión y probable ejercicio científico en Bolivia, se halla sumida en una profunda crisis. Quizás por esta razón, las reflexiones de este ensayo significan también un adiós necesario a mi profesión como sociólogo. La sociología en Bolivia se quedó muda ante los desastres causados por el Covid-19 y la aparición de la inteligencia artificial que transforma profundamente las relaciones sociales y el pensamiento científico. Sin lugar a dudas, las transformaciones mundiales de las estructuras socioeconómicas y políticas requieren nuevas explicaciones y una poderosa capacidad predictiva para encontrar soluciones a los grandes problemas contemporáneos, desafíos que los sociólogos bolivianos no podrán asumir, simplemente por ignorancia y parálisis de sus facultades como profesionales de dudosa calidad.

Bibliografía

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Zakaria, F. (January de 2019). “The End of Economics?”; Foreign policy, 14 de abril de 2019.

Franco Gamboa Rocabado es Catedrático Fulbright en Marymount University, Estados Unidos

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