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¿Cómo está la economía? ¿Bien? ¿Mal? ¿Por qué?

Cuando alguien me pregunta cómo va la economía, suelo responder: ¿Qué dice Ud.? ¿Cómo estamos? (me interesa la valoración subjetiva). La respuesta en general es una preocupación por el futuro, confirmando aquello de que todo tiempo pasado fue mejor.

Los economistas utilizamos indicadores para medir objetivamente una economía, como el Producto Interno Bruto (PIB), inflación, comercio exterior, endeudamiento, tipo de cambio, libertad económica y, para lo social, el desempleo, pobreza, distribución del ingreso, desarrollo humano, entre otros. Cabe aclarar que el indicador de un año, si bien muestra una realidad, es sólo la foto de un momento, por lo que es importante ver la tendencia del mismo. Dicho esto ¿cómo estaría, entonces, la economía boliviana?

En lo que hace al PIB, depende contra qué se compare. Bolivia, creció 6,1% en 2021, pero como en 2020 cayó 8,7% no recuperó su nivel del 2019; en 2022 creció al 4,3% al tercer trimestre, siendo improbable llegar al 4% en la gestión, por los sucesos de octubre y noviembre. En todo caso, crecer es bueno, aunque puede que aún resulte insuficiente.

En cuanto a la inflación, en 2020 y 2021 no llegó al 1%; en 2022 fue del 3,12% y a febrero del 2023 es de -0,11%. ¿Por qué? Se habla de una “inflación reprimida” a causa de un “dólar barato”, precios regulados de los alimentos y combustibles, además del contrabando. La inflación baja es buena pero tal política afecta a algunos sectores productivos, además del altísimo costo que implican las subvenciones.

En cuanto al comercio exterior de bienes, Bolivia registró un tercer año consecutivo de superávit en 2022 con nuevos récords de exportación e importación, lo que es positivo, pero sigue el crónico déficit en el comercio de servicios, lo que es malo. Exportar es bueno por las divisas y el empleo que genera; importar no es malo, pero hay que tener suficientes dólares para hacerlo.

El tipo de cambio se mantiene fijo desde 2011, usándoselo como instrumento antiinflacionario, facilitando la importación y el contrabando a bajo costo. Esto es bueno para muchos, pero nos volvemos un país caro para exportar productos no tradicionales.

Las Reservas Internacionales Netas (RIN) de más de 15.000 millones de dólares en 2014 han caído hasta 3.538 millones al 8 de febrero de 2023 (último dato disponible). Es bueno que aún tengamos RIN, pero es necesario subirlas si se quiere mantener el tipo de cambio fijo y bajo.

En cuanto al entorno para hacer negocios -con 43,4 de calificación sobre 100- Bolivia tiene una economía reprimida, según el Economic Freedom Score (Heritage Foundation) estando en el puesto 167 a nivel mundial, lo cual no es bueno.

En lo social, se ha avanzado. La pobreza moderada de casi 61% en 2005 bajó a poco más del 36% en 2021; la pobreza extrema cayó de poco más de 45% al 11%, algo muy bueno. El Índice de Gini muestra que la distribución del ingreso en la población ha mejorado entre 2005 y 2021 al bajar del 0,60 al 0,42. Es bueno que disminuya la diferencia entre quienes ganan más y los que menos ganan; la pregunta, en ambos casos es, si tal progreso será sostenible en el tiempo.

En cuanto al endeudamiento, Bolivia pasó de una deuda externa de 2.208 millones de dólares en 2007 a 13.112 millones a octubre del 2022; su peso sobre el PIB subió del 17% al 30% (el umbral recomendado por la Comunidad Andina es del 50%). El endeudamiento interno subió de menos de 3.000 millones de dólares en 2005 a 15.440 millones en 2022 y, su peso sobre el PIB, del 31% al 36%. Endeudarse para crecer no está mal, siempre que su aplicación sea eficiente.

El índice de desocupación en Bolivia bajó del 8,1% en 2005 al 3,2% en 2012 (mínimo); subió al 8,38% en 2020 (pandemia) y cayó al 4,3% en 2022. Para el INE, una persona ocupada es aquella que trabajó, en cualquier oficio, 1 hora durante la semana anterior.

En cuanto a la informalidad, el FMI, hace unos años atrás, dijo que Bolivia era el campeón mundial con 62% y la OIT dice que el 80% del empleo está en tal sector. La informalidad no tributa, genera empleos precarios, sin seguro médico, jubilación, seguridad laboral y se relaciona con la ilegalidad (contrabando, lavado de dinero, explotación).

Estoy muy agradecido con Dios porque es bueno conmigo, pese a que yo no soy tan bueno como muchos piensan, siendo que, como un simple ser humano, cometo errores como cualquier otra persona.

¿Por qué digo esto? Porque luego de dos meses de estar en cama por motivo de salud, mi sueño de volver a trabajar como antes me fue concedido. Dios hizo posible ser parte del Conversatorio “¿Cómo está la economía? ¿Bien? ¿Mal? ¿Por qué?” desarrollado en la UPSA (14.03.2023), habiendo compartido con la decana de la Facultad de Ciencias Empresariales, Lic. Mary Esther Parada, y el jefe de la carrera de Ingeniería Comercial, Lic. Juan Fernando Subirana, un motivante encuentro con su estudiantado y docentes para hablar sobre la realidad nacional. Lo que acaba de leer, es parte de todo lo conversado. Ahora… ¿Qué dice Ud.? ¿Cómo estamos?

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