Yessika María Rengifo Castillo
Una tarde, bajo un invierno arrasador, como del polo sur, llegue a Bogotá. Al cafetín, que es también teatro y colegio de los niños, presentaban una obra en el momento que llegue. Entre rayos del invierno, el publico presenciaba la obra de Calderón de la Barca: La vida es un sueño, y pude ver que el amor del Segismundo que estaba en escena sería mi compañera de vida.
Una mujer de cabellos rojizos, que vestía un vestido de princesa y una diadema azul cielo, se adelantó a encontrarme con sus ojos verdes esmeralda; quien me contó que venía de Paris porque su vida era un fracaso sin el teatro. En cierto momento de la conversación tomamos unas copas de vino, y surgieron algunos besos que más tarde nos llevaron a la cama, de eso hace siete años. Caminos de luz, unieron nuestras vidas entre teatros, flores y silencios, que aceleran nuestros corazones con la pronta llegada de nuestra continuidad que patea el vientre de mi mujer, sobre nuestras noches de estrellas.
Corazón mío
Corazón mío, estas en mi mente;
bajo el signo de un futuro;
caminas en mi horizonte, lleno de flores.
Y sigues como una luz que canta,
y mientras los coristas te adulan
y las mariposas te acompañan, y
nuestro amor crece como la primavera.
El pasado y el presente
llenan nuestras almas, y perduran
los días de sol…