Breve historia crítica de los concursos de mises

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En un principio, los hombres no tenían puta idea de lo que era lindo o feo. Las formas de arte que creaban, estaban asociadas a su valor religioso, ritual o de utilidad práctica. Los griegos fueron los primeros en decir que el arte no tenía que servir para ni mierda, sólo para ser ociosamente lindo. Así que no sólo se esmeraron en hacer obras de arte más bonitas y sutiles sino que teorizaron la estética y crearon leyes como la armonía, la proporción, el equilibrio y la putaqueloparió. Tanto para las artes como para el cuerpo humano porque a los griegos, a parte del arte, les gustaba tocarse y fornicarse mutuamente hablando de la proporción, el equilibrio y la putaqueloparió. Por eso inventaron los gimnasios, del griego gymnos, que quiere decir desnudo y era el lugar donde los griegos iban a exhibir sus cuerpecitos proporcionados, armoniosos y equilibrados.

Ahí vino Alejandro Magno que conquistó el mundo con sus falanges bien entrenadas y llevó la cultura griega a todas las civilizaciones conocidas. De esa proeza, se desprende el hecho vital de que Europa, África, Medio Oriente y parte de Asia, compartan hasta hoy las leyes de la estética griega. A ese proceso se le llamó helenismo que significaba también el compartir criterios acerca de juzgar la belleza del cuerpo en términos de equilibrio, armonía, proporción y la putaqueloparió. Los romanos, como todos ustedes saben, continuaron durante siglos con ese helenismo y además hablaron del arte de amar, seducir, maquillarse y mostrar el culo y otros atributos en público y con elegancia. Si no me creen, lean a Ovidio, cabrones.

En la Edad Media, a los cristianos les dio por avergonzarse de sus penes y tetas y taparon todo eso en sus pinturas y murales, pero dejaron intacta la armonía y el equilibrio en los rostros angelicales de las vírgenes que pintaban. El Renacimiento fue un destape y un despute y los artistas volvieron a retomar la estética griega haciendo un pandemonio de cuerpos voluptuosos, sensuales, armónicos, equilibrados y proporcionados y retomaron con militancia contundente la idea de mostrar a sus modelos en pelotas. Así, en medio de tanta arrechería que dura centurias enteras, nace el cine.

Con el cine, la fotografía, los carteles publicitarios y después la televisión, la estética de los cuerpos griegos proporcionados, armoniosos y equilibrados, no sólo se termina de universalizar sino que además se vuelve parte de la Industria Cultural y la industria de los sueños, qué es eso lo que representa el cine, imbéciles, y no otra cosa. Los concursos de mises no son sino la estrategia simbólica de alcanzar el sueño de la perfección que los griegos, obsesivos ellos, llevaron a todos los rincones del Planeta. Eso no va a cambiar con prohibir los concursos de mises o con hacer un berrinche cojudo en Facebook. Se trata de educar críticamente a las gentes sin querer derrumbar la historia de la noche a la mañana. La pinche Gloria no tiene la culpa de esto, querid@s idiot@s, si quieren hallar culpables, empiecen por joder la memoria de Alejandro Magno. A ver si pueden.