Cínico, sinvergüenza, bellaco, cobarde, matoncito, servil, abusivo y padrino de tiranos, fueron algunos de los términos a los que recurrió el delegado especial ante la comunidad internacional, Jorge Tuto Quiroga para responder al presidente de México, Manuel López Obrador.
La declaración surgió horas después de que México anunciara una denuncia en contra de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por asedio a su embajada en La Paz. La penosa respuesta de Quiroga provocó que el presidente de la Suprema Corte de Justicia de México, Arturo Zaldívar, exija que se respete al presidente de México y que “Bolivia suba el nivel del debate (…) en lugar de lanzar descalificaciones”.
El problema no terminó ahí. El intento de ingreso de personas encapuchadas a la embajada de México complicó más aún el panorama. Según los primeros informes, se trataba del equipo de seguridad que acompañaba a la diplomática Cristina Borreguero que funge como encargada de negocios de España en Bolivia.
Así, un país más quedó comprometido en la tensa relación diplomática que atraviesa el país. Mientras España anunció una investigación por el incidente que involucra a su funcionaria, la ministra de Relaciones Exteriores de Bolivia, Karen Longaric acusó a la embajada española de injerencia y denunció que los encapuchados portaban armas de fuego.
Sin duda, la presencia de exautoridades como Juan Ramón Quintana en la embajada mexicana agrava una situación que ya es compleja por los términos en los que Bolivia y México se manejan.
Es importante dejar claro que Bolivia ha atravesado por una situación crítica en los últimos meses y por lo mismo la conducción de sus relaciones diplomáticas requiere más que palabras acaloradas que, evidentemente, muestran una carencia de discurso. Quienes ahora las manejan deben luchar por la soberanía del país teniendo presente todos los principios básicos de una carrera diplomática..
Las cuestionantes de este preocupante panorama están sobre la mesa: ¿Qué deben hacer ambos países para superar esta crisis? ¿Cuánto le afecta esta situación a Bolivia? ¿Podría crecer esta conflicto e involucrar a otros países?
