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A propósito de Réquiem para una reforma agraria

Rodrigo Pacheco Campos

En 1985, dos años después de haberse publicado el libro “Bodas de plata o réquiem para una reforma agraria” por el CIPCA, se realiza “Réquiem para una reforma agraria”, de Diego, Pablo y Máximo Pacheco; un material audiovisual de gran valía para la comprensión de los componentes de la reforma agraria, de la situación de la misma treinta años después de haberse realizado y de las dinámicas sociales del campesinado.

Como primer elemento y a modo de introducción se señala que la reforma agraria no puede ser calificada ni de burguesa ni de socialista per se, sino que está determinada por el sistema económico y político dominante sobre el cual se cimenta. El proyecto modernizador del MNR, pues, pudo sintonizarse con las lógicas de acción del capitalismo y, por tanto, las consecuencias subsecuentes a la reforma –es decir, la escolarización del campo, la dotación de tierras, la eliminación de la servidumbre, la participación del campesinado en la economía nacional y la creación de sindicatos agrarios- fueron instrumentalizadas por la clase dominante al servicio del capitalismo y por las nuevas clases y nuevas fracciones de clase que se rearticularon y reconstituyeron al influjo de los cambios del país. Las clases populares, a su vez, luego de la reforma se constituyeron en clase media baja –que aumentó grandemente durante la época-, comerciantes, subocupados, funcionarios y el proletariado agrícola que no tenía más mercancía que su fuerza de trabajo.

Algo que es importante comprender es que una suerte de relato político idealista revistió la comprensión de la reforma agraria, se vio en ella cualidades revolucionarias de superación del estancamiento y empobrecimiento continuo del campesinado. Sin embargo, y allí el porqué del título del documental, dicho entendimiento de la reforma agraria como un instrumento de liberación fue desechada al basurero de la historia al haber transcurrido 30 años de ella y al seguir en situaciones similares las condiciones materiales de existencia del sujeto social que permaneció en el área rural. Para varios autores ya para 1970 la reforma fue abandonada.

Xavier Albó, a propósito de la reforma agraria realizada en 1953 por el Movimiento Nacionalista Revolucionario, señala que, a pesar de haberse hecho mucho años después de la revolución mexicana, es un tipo de “hija predilecta” del modelo de reforma mexicano, y no solamente por el elevado número de expertos mexicanos que colaboraron con la llamada “revolución campesina”, sino porque el MNR concibió la idea de crear la Nación boliviana, en contraposición a quienes eran considerados la anti nación es decir los terratenientes y la rosca minero feudal, de una manera homogeneizante y encubridora de las identidades profundas de los colectivos sociales rurales. Sin embargo, aunque hubiera lógicas similares en ambas reformas, existía también un factor que las hacía divergentes: el de la creación de oportunidades, en Bolivia, para el surgimiento de un neolatifundismo en las tierras del oriente a través del reparto de territorios con grandes dimensiones a supuestos hacendados.

Ahora bien, dicha manera de crear al sujeto nacional, al “hombre boliviano”, como se mencionó fue homogeneizante, se intentó crear una nación sin “indígenas”, un país con campesinos productores y consumidores, sin la utilización, desde el poder, de etnodenominaciones de adscripción étnica como aymaras o quechuas, por ejemplo. Se pretendió que la identidad étnica fuera suplantada por la categorización de clase (ya no indios sino campesinos). Recuérdese que, dentro de la episteme del darwinismo social, el concepto articulador del pensamiento y de las relaciones establecidas en forma jerárquica fue el de la “raza”. Sin embargo, la historia demostró, tal como señaló Simón Yampara, que el pensamiento en código étnico estuvo siempre presente aunque haya estado contenido dentro del discurso campesino.

Tal situación se encuentra detallada y graficada en el documental por ejemplo cuando se señala que la escuela rural era una escuela copiada de la urbana, con atributos alienantes, castellanizantes e irrespetuosos de la cultura diferenciada de los colectivos sociales rurales. Siguiendo la nomenclatura que estuvo en boga durante la época se señala que la escuela era un instrumento de asociación en favor de la clase dominante.

Otro de los elementos medulares a los que el documental se refiere es el relacionado al minifundio y a los flujos migratorios desencadenados por ese fenómeno (flujos a Argentina, al oriente y flujos campo-ciudad). Una de las explicaciones que ofrecen los entrevistados, durante el documental, para explicar la migración de las familias a las ciudades es la escasez de tierras o su insuficiente producción. Ante mencionado fenómeno otra opción era la de ofrecer su fuerza de trabajo, desempeñando así la función de trabajadores asalariados.

Por otro lado, el campesinado fuertemente cohesionado los años anteriores a la reforma pierde ese componente debido a la individualización que la propiedad y la producción de la tierra propia produjeron.

Para el documental la causa estructural de la subalimentación y la desatención del campesinado es la falta de una correcta distribución de recursos. Aunque la respuesta suene aún vaga para desagregar la totalidad de las causas de su marginamiento, es una primera respuesta y por tanto una fundamental para erigir ulteriores reflexiones.

Para finalizar es preciso señalar que el documental nos recuerda que para la época, en el campo, uno de cada cinco niños moría antes de los dos años de vida a causa de falta de nutrición. Gregorio Iriarte, por su parte, recuerda que en una familia típica de los valles en los años siguientes a la reforma el consumo de arroz, carne y azúcar no superaba el 5% por ciento del recomendado. La distancia que separa 1953 de 1985 en ese sentido parece demasiado corta por sus limitados avances, y faltará otro análisis para saber cuántos y cuáles son los avances de 1985 a 2019 para el campesinado, una de las clases más vilipendiadas de nuestra formación social.

Réquiem para una reforma agraria es, entonces, la radiografía y el recuento de las causas y consecuencias de las nuevas formas de explotación al campesinado, de los cambios y el dinamismo de dicha clase y, por último,  del desmantelamiento de la falsa asociación de la reforma agraria a una panacea.

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