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Bolivia conquista el subcampeonato

Pero no de fútbol o ajedrez, sino de devastación de bosque primario. Antes ocupaba el tercer puesto, pero ahora le arrebató el segundo lugar a la República Democrática del Congo. Y bien podría llegar al primer lugar si este no estuviera ocupado por el Brasil, un coloso que por su extensión geográfica posee varias centenas de millones de hectáreas de bosque. La competencia, por tanto, es durísima, pero el Gobierno boliviano está haciendo notables méritos para disputar la medalla de oro en tan peculiar e infame podio universal.

El pensador de la Escuela de Frankfurt Eric Fromm llamó la atención sobre la humana inclinación de producir cualquier cosa que sea técnicamente factible, pese a las nefastas consecuencias que pueda tener para comunidades enteras o miles de individuos. Bombas atómicas, campos de concentración, reactores nucleares, factorías gigantescas, millones de coches…, si son posibles, ¿por qué no materializarlos? ¿Por qué resistirse a los beneficios de corto plazo que aquellos puedan brindarnos?

Quizá lo menos utilitario que existe en el mundo sea la filosofía. Y su utilidad y vigencia actuales radican paradojalmente en su inutilidad y su no-vigencia. Es precisa, pues, una actitud de escepticismo en todos, jóvenes y viejos, para cuestionar el sentido de lo que se está haciendo en todas las esferas de la vida. En el caso que ahora comentamos, es precisa una reflexión sobre lo que se está haciendo con los bosques.

Global Forest Watch informó que en el último año en Bolivia se incrementó el 200 por ciento la devastación boscosa. El informe dice que los fuegos fueron causados por la mano del hombre, para actividades relacionadas con el agro. Ganaderos y agroindustriales de la soya y la caña de azúcar no pararon mientes en desmontar a diestra y siniestra para ampliar la frontera agrícola; y luego, el calor del sol hizo que el fuego se expandiera. Las fotografías del humo que a mediados de 2024 se expandió por diversas comunidades eran impresionantes. El aire era irrespirable. No obstante, el problema ya es de hace varios años… Entre julio y septiembre de 2019, durante el último año del Gobierno de Evo Morales, Bolivia enfrentó un incendio colosal que arrasó millones de hectáreas de bosque. Pese a sus magnitudes, el MAS, por entonces unido en un solo partido, se rehusaba a declarar desastre nacional y admitir su ineficiencia. Por entonces Evo Morales viajó a la zona devastada y se hizo tomar ridículas fotografías dizque apagando las llamas.

En 2024, según Fundación Tierra, más de 12 millones de hectáreas de bosque fueron destruidas, una cifra tan alta que parecería ya no causar tanta impresión en la gente por ser solo una estadística, un número frío. La ambición humana es imparable y si no se toman cartas sobre el asunto, esa cifra puede quedar pequeña en los siguientes años. Este 2025 pueden ser 15 millones y en 2026… ¿20? ¿25? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué tipo de selvas (si es que existen aún) conocerán nuestros hijos o nietos? Nos encontramos en una espiral descendente en muchos aspectos (educación, justicia, economía), pero no por ello deberíamos dejar que la naturaleza se siga devastando por obra de nosotros mismos.

Ahora bien, ¿qué proponen los políticos en torno a tan delicado asunto? ¿Dijo algo Doria Medina? Tuto, que habla de la crisis económica y los 12 mil millones de dólares que se prestaría, ¿tocó el tema ambiental? Andrónico, cuyo principal aliado es la minería aurífera (que devasta bosques y contamina ríos sin misericordia) y es como un hijo putativo de Evo y Linera, ¿qué haría de presidente para pelear contra la contaminación y la tala indiscriminada? La verdad es que hay un silencio desesperante en torno al tema ambiental. Ni políticos ni masas electoras reflexionan el asunto con la importancia que merece el asunto. Quizá porque, como hay demasiados problemas que resolver, la naturaleza queda relegada a un tercer o cuarto plano. Lo cierto es que la preservación de los bosques puede ser, de aquí a unos cuantos años, y sobre todo si Bolivia se mantiene en el vergonzoso podio mundial, el tema más grave y trascendental si no se asumen las medidas necesarias en el presente. Es urgente mantenerse en apronte desde ahora para reaccionar rápido ante un eventual desastre como aquel de 2019 o 2024.

Ignacio Vera de Rada es politólogo y comunicador social

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