“A nosotros nos pertenece el miedo de la ternura” Herta Müller
A veces, solo a veces, uno escribe para seguir viviendo. La mayor parte del tiempo, uno escribe porque está vivo. Como resulta bastante engorroso, para mí, pensar en escribir sobre el año que empieza y los buenos deseos que tengo para la humanidad, apenas, contaré sobre una noticia que llegó desde Ucrania, hoy:
Murió un niño, cuando creciera quería ser bombero de Kiev, un niño tierno, que a despecho de las dificultades de la guerra seguía soñado, como todos los niños, que están sufriendo en ése planeta plagado de miserias. Son muchos los niños, en el mundo, que cambiaron su niñez por reglas elementales de supervivencia.
Murió Bodashka, el niño ucraniano que no pudo crecer porque la guerra lo mató. Pero, Bodashka, no fue el único niño que murió ayer en éste veinte cinco de diciembre de 2022, murieron muchos niños por el hambre, en un planeta que tiene comida para todos, pero que los poderosos prefieren botarla como desperdicios a saciar el hambre del prójimo. El hambre es mucha, sin embargo, la injusticia es mayor. La falta de responsabilidad y compromiso con el otro, aleja la piedad de la posibilidad de ser una categoría básica de la ética humana.
Murieron muchas niñas vejadas por psicópatas que disfrutan del ultraje. Pérdidas irreparables… Sin embargo, entiendo que la muerte de esas niñas representaba su salvación. ¡Y eran apenas niñas! Lo peor es que hay otras sufriendo en manos de esperpentos, esperando la muerte.
El planeta apesta, el sufrimiento está acumulado, el dolor aumenta a cada día y la propaganda que nos rige habla de felicidad para el año que se avecina. ¡Ironía barata! Los maníacos siguen como dueños del mundo, resulta absurdo y grotesco esperar que ellos piensen en el bien común, en la evolución, en la paz o cualquier cosa que sea buena.
Ellos hacen las guerras dentro de fronteras y afuera hacen propaganda de cosas que no importan y las personas están amainadas como borregos, teleguiadas, obedientes a la propaganda creyendo que todo anda bien en el planeta azul.
Entiendo que el planeta no se pone mejor porque termina un año y empieza otro. El calendario cambia y las guerras siguen generando sufrimiento. Para mí, la guerra es un juego político vergonzoso que puede ocurrir en cualquier lugar, y no sé cuáles son los factores que desencadenan la locura y el mal.
Murió Bodashka, un niño de apenas seis años, su mirada tenía ímpetu y fuerza, y su rostro vida y calor, pero al final un misil ruso le dejó lívido y sin vida; es la suerte que corren los niños en las guerras.
Mientras tuvo vida, Bodashka, nunca dejó de soñar que la guerra acabaría y que de grande sería bombero de Kiev.