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Apuntes sobre manejo de crisis en Leyes

¿Cómo volver una situación de crisis en potencialidad? Este es el rol de los asesores estratégicos que, a base de un plan anticrisis, deben guiar a los líderes políticos para que una situación conflictiva no termine hundiéndolos.

El diccionario define crisis como una situación grave y difícil que pone en peligro la continuidad o el desarrollo de un proceso que podría dañar la imagen y reputación del líder. John F. Kennedy, en 1959, decía: “Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra ‘crisis’ (wei-chi). Una pincelada significa ‘peligro’ y la otra, ‘oportunidad’”. Una crisis genera amenazas, urgencias, incertidumbre. Pone a prueba la flexibilidad de las élites ante retos altamente entrelazados.

Conocedores de mi experiencia en situaciones de crisis, en relación con la crisis en la Alcaldía de Cochabamba, muchos me preguntaron: si tú hubieses sido asesor de Leyes, ¿qué hubieses hecho cuando el Ministro de Justicia lo acusó del caso mochilas? Primero, les digo, siempre hay que evitar las crisis. Para eso debes tener un equipo de alta confianza que a cada momento te ande alertando sobre los eventos que pueden ser potencialmente críticos. No puedes gobernar sin tener las luces encendidas, sería como ir a la Luna sin la NASA en la Tierra.

Pero una vez que te revienta la crisis sin saberlo, como es este caso, lo primero es revisar, a la velocidad de un rayo, todos los antecedentes. A base de esa información, verdadera y sólo verdadera, establecer escenarios y cuadros de daños colaterales para, a base de ellos, sentar al war rrom y, sin tapujos, presentar cada una de las opciones y tomar decisiones razonadas, rápidas y frías. Después hubiese convocado a los allegados, entre ellos a todos los concejales, comunicarles las decisiones, recibir sus insumos y ajustar la toma de decisiones.

Estoy seguro que después de este raudo proceso, el alcalde Leyes hubiese convocado a conferencia de prensa, rodeado de todos sus concejales y de su gabinete, anunciando su pedido de licencia por 90 días, poniéndose a disposición de las autoridades locales y nacionales para que se abra la investigación. Además, inmediatamente, ya que tiene la mayoría en el Concejo Municipal, solicitar se convoque a una sesión para elegir el nuevo alcalde, que ya se había concertado en la reunión de escenarios.

Estas decisiones hubiesen permitido a Leyes mostrar espíritu de cuerpo, decisión y tomar la iniciativa, y evitar que el Gobierno esté por la delantera y, lo peor, que sus allegados estén divididos, azorados, y enterándose por la prensa, por dimes y diretes. Hacia el público, es regla general que el ciudadano se sienta valorado cuando las autoridades no niegan sus errores, sino que se abren a la transparencia. Lo peor es negarlo o quererlo justificar.

Los objetivos del Gobierno están claros: bajar a la oposición como los únicos luchadores contra la corrupción y dividirla. El golpe contra Leyes va en esa línea. Por ello, ante un desacertado manejo de la crisis, el impacto de la denuncia contra Leyes no sólo pringa a su persona sino a su partido y a toda la oposición.

Se puede también notar una impericia en el manejo de la crisis por parte del máximo dirigente de Demócratas a nivel nacional, que debió ser el primero en sugerirle al Alcalde que pida su licencia. La defensa férrea a Leyes les ha provocado problemas internos pero, ante todo, ha dejado dudas sobre su valiente lucha contra la corrupción, que junto a otros senadores y diputados lleva adelante.

La declaratoria a Leyes como “mártir del 21F” en vez de enaltecerlo le hace daño, ya que mártires son los de la Harrington o los caídos en las resistencias contra las dictaduras.

Sobre el objetivo gubernamental de dividir o provocar rupturas en el bloque opositor, las declaraciones de Unidad Nacional (UN), señalando que la alianza con los Demócratas ya no estaba vigente, más allá de que eran ciertas -porque la alianza se rompió en 2015, dejando a sus miembros en libertad de acción- sonaron desatinadas y contribuyeron al logro del objetivo del Gobierno.

En el común ciudadano, la declaración de UN lejos de provocar que la gente diga “qué bien, están luchando contra la corrupción”, sonaron a “están haciendo leña de árbol caído” y “están divididos”.  Para sumar más desatinos, los Demócratas respondieron que para el futuro no harán alianzas con la ultraderecha.

 No hay buenos ni malos corruptos, lo que molesta es que el Gobierno aplica   la ley del embudo: ancha para unos, angosta para otros. Me imagino que   con este manejo de la crisis por parte de la oposición, los del Gobierno habrán festejado con champán francés.


Ivan Arias Durán es ciudadano de la República de Bolivia.
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