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Aniversario con paradas militares y comandos civiles

Las tropas desplegadas a las capitales de departamento marcharán, exhibiendo armamento solo apto para enfrentar a ciudadanos desarmados, mientras los comandos civiles que secuestran y amedrentan a tiros continuarán actuando impunes, como homenaje al primer año del retorno del MAS al Gobierno.

Peculiar forma de festejo la decidida por la dupla que encabeza el Ejecutivo, cuyo primer tramo de gestión será recordado por la infinita devoción dedicada a rescatar y enmendar la imagen de su caudillo, Morales Ayma.

Ninguna tarea estatal, sea esta la recuperación económica, el cuidado de la salud o la educación ha merecido, ni remotamente, los esfuerzos y recursos concentrados para hacer aparecer al expresidente, no como alguien que desapareció dejando colgadas a sus bases, sino como un benévolo sabio que prefiere replegarse antes de causar enfrentamientos, aunque, en el minuto previo de su salida, haya instruido estrangular y hambrear las principales ciudades.

La estrategia gubernamental de este primer tramo ha consistido en recuperar y fortalecer un pleno control del aparato judicial para utilizarlo como mazo contundente de represión política; bombardear propaganda sobre golpe vs. fraude y aprobar un paquetazo legislativo que refuerza la centralización, concentración y control de poder político. Todo lo demás ha sido atendido con deficiencias y negligencias, siempre sazonadas con abuso de poder y corrupción, comenzando con el agónico  alargamiento de la vida de empresas caras y deficitarias.

La amplitud del triunfo electoral del MAS, en 2020, el levantamiento de cierres y cuarentenas, la llegada de vacunas y aplicación de pruebas diagnósticas han venido sustentando una tregua social que ha empezado a romperse, en primer lugar, por el hastío de la base social que apoya y votó por este gobierno. Las medidas de contestación y protesta nacen de estos grupos, no de la oposición partidista o “cívica”, que se cuelgan de la insubordinación de comerciantes callejeros, transportistas o sectores de cooperativistas.

El MAS no quiere entenderlo y, por ello, al movilizar a sindicatos para reprimir bloqueos y romper huelgas, está actuando principalmente contra quienes le otorgaron su confianza y que se niegan a seguir comiendo discursos de enfrentamiento político, a falta de pan, oportunidades de empleo y perspectivas de futuro. Este uso de organizaciones sociales para defender la represión estatal se inscribe en lo más turbio y reaccionario de la historia de las luchas sociales de nuestro país.

Y, mientras recorremos esa senda, la intensificación de la violencia en la disputa por tierras muestra que el fervor político no aplaca el ansia de negocios y ganancias, porque esas peleas no están ocadlsionadas por el hambre de pequeños agricultores que buscan tierras de labranza para alimentarse. No! Los grupos armados -comando civiles o paramilitares- son parte de una gran y sostenida campaña para ampliar el mercado de tierras, en beneficio de quienes asaltan nuevas superficies para venderlas o rentarlas a inversores que buscan ampliar sus cultivos industriales.

Es la razón de fondo por la que las investigaciones no avanzan, ya que pueden comprometer a figuras clave de la jerarquía estatal y la dirigencia colonizadora que tiene una influencia decisiva en el Ejecutivo, donde ocupa espacios estratégicos, sea en ministerios o en el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). El escándalo ha sido inevitable ahora, porque la disputa ocurre entre esos grupos y empresarios que, según el INRA, ocupan tierras fiscales forestales, no aptas para agricultura o ganadería.

Este conflicto en particular, de colonizadores vs. empresarios, es una fracción mínima del sostenido avance sobre reservas naturales, parques nacionales y territorios indígenas, donde ocurre más del 90% de la ocupación ilegal, que alimenta el tráfico de tierras, el ecocidio y la destrucción de biodiversidad. Habitualmente colonizadores y grandes empresarios comparten una idéntica visión sobre el uso de la tierra, incluyendo su mercantilización ilegal, como subsidio para una actividad de rendimientos decrecientes, dadas su baja productividad y competitividad.

Este primer aniversario nos muestra, en definitiva, el desnudamiento de las convulsiones internas del modelo capitalista salvaje, cultivado desde el inicio del régimen e incubado por los grandes ingresos fiscales de ese período. Lo demás son cuentos y leyendas para ocultar la verdad y confundir a quienes están predispuestos a ello.

Roger Cortez Hurtado es director del Instituto Alternativo.

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