Cada vez que se quema un espacio verde, mueren todos los seres vivos que lo ocupaban y que no pudieron huir. Teniendo en cuenta que hay muchas especies en el planeta con áreas de distribución muy restringidas, algunas de pocos kilómetros cuadrados, además de perder los individuos concretos, se pierde la información de seres vivos que nunca podremos conocer. Un equipo internacional en el que colabora la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), Juliana Stropp ha alertado de la necesidad de invertir recursos en documentar la Amazonía, una de las zonas del planeta que más especies alberga y también de las más desconocidas.
Los bosques amazónicos están tan mal documentados como amenazados por la deforestación y sin conocerlos será imposible recuperarlos
Según los datos recabados por el equipo de investigadores, ya se ha deforestado el 12% de la Amazonia brasileña, alrededor de 300.000 km2, un área mayor que Andalucía, Castilla La Mancha, Castilla León y la Comunidad de Madrid juntas sin que su diversidad de árboles se haya documentado mínimamente. “Es como si hubiéramos quemado miles de libros para calentar la casa sin que nadie hubiera llegado a leer ninguno”, apunta Juliana Stropp. “Si el ritmo actual de deforestación se mantiene, en 30 años se habrán reducido a cenizas entre 250.000 y 900.000 km2”, continúa.
Para llegar a documentar los bosques amazónicos, los botánicos deberían multiplicar por 6 los esfuerzos que se están haciendo en la actualidad. Los investigadores proponen establecer una estrategia de muestreo organizada a través de proyectos específicos para la flora. «Nuestro estudio muestra que los momentos en los que más ha aumentado el conocimiento de la flora en la Amazonía, ha coincidido con proyectos como “Flora Amazônica” en la década de 1980, “Flora da Reserva Ducke” o “Flora do Cristalino” en la década de 1990 y 2000», reflexiona el investigador Bruno Umbelino, de la Universidad Federal de Alagoas (UFAL) en Brasil, que también firma el artículo.
La biodiversidad podría ser una gran aliada para frenar crisis como la actual con el COVID-19
Según el coautor Richard Ladle, de la UFAL (Universidad Federal de Alagoas) “Las políticas mundiales sobre el conocimiento de la biodiversidad no parecen encaminarse a solventar este problema pese a que hoy, una gran cantidad de medicamentos se derivan de plantas en los bosques tropicales”. Es imposible saber qué se descubrirá en futuros estudios científicos, pero los bosques tropicales, gracias a su riqueza de diversidad biológica, podrían ser una fuente de nuevos medicamentos. “Conocer la biodiversidad podrían ayudar hoy con la pandemia del COVID-19 y en el futuro con otras muchas enfermedades” apunta Ladle.
Cómo recuperar lo desconocido
La falta de datos de las especies perdidas es un problema muy grave, ya que este tipo de información es imposible de recuperar. “Si los científicos no tienen información histórica sobre las comunidades ecológicas, se hace casi imposible planificar buenos programas de restauración o estimar el número de especies presentes en un ecosistema. ¿Cómo podemos restaurar un hábitat si no sabemos qué especies lo poblaban?», agrega la profesora Ana Malhado, también de UFAL.
«O aumentamos nuestros esfuerzos ahora para documentar la biodiversidad que todavía existe o veremos como la deforestación destruye cualquier oportunidad para generar nuevos conocimientos sobre la selva amazónica», sentencia Stropp.