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Achachija amuyuninwa – El viejo tenía razón

De: Porfirio Alanoca Apaza / Inmediaciones

La cuestión marítima es una problemática histórica (LAMARA QUTA CH`AXWA) que no pudo ser resuelta luego de 1879 a través de vías diplomáticas. Las diferentes ocasiones de acercamiento  entre las partes involucradas fueron infructuosas para la solución a la mediterraneidad. Priman los factores políticos, geográficos, culturales, ideológicos entre otros, elementos relacionados  con el desarrollo de la sociedad boliviana. Sociedad en la que es importante la actividad económica, como núcleo central inherente a su desarrollo, en el marco de la actividad central en la sociedad contemporánea. Actividades  que están relacionadas con el conocimiento del entorno natural y social.

Las incidencias y el resultado de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el problema marítimo (LURAWINAKAJA) han significado la supeditación de la actividad diplomática a la voluntad, y al talante, del vecino, y de los administradores de turno. La dependencia se ha acentuado y refrendado mediante la acción legal internacional. Si los diferentes encuentros como el sucedido en 1904, o «el abrazo de Charaña» demostraban un acercamiento de diversa intensidad; ahora la situación muestra un enrarecimiento. Las diferentes declaraciones de los líderes políticos, en ambos países, denotan y transmiten una mayor confusión, con mayor notoriedad en el lado boliviano, especialmente en su opinión pública.

Uno de los elementos que genera confusión (JAQIN AMUYUPAR PIXTUYIRI) está relacionado con la actividad política. El actual Estado Plurinacional, en su desarrollo, comienza a asentarse sobre bases filosóficas idealistas, esto deriva en el despliegue, no solo discursivo, sino acrítico de lo tradicional, de la práctica acentuada en los usos y costumbres que legitiman la actividad política y económica, predominante en la sociedad contemporánea. Esta práctica actual se ampara en la legalidad establecida. Y en la realidad se despliega a través de la actividad económica de diversa índole, las más notorias tiene que ver con los principales sectores relacionados con la explotación de recursos naturales: minería, hidrocarburos, gas, ahora litio, mutún, y otros como la agropecuaria, cuyos productos requieren ser exportados.

La posición geográfica de Bolivia, mutilada y enclaustrada históricamente, por la práctica económica predominante está relacionado con la actividad de exportación e importación mediante los puertos otrora pertenecientes a Bolivia, que fueron secuestrados con la impronta e influencia del capital financiero. Las consecuencias de aquel secuestro territorial han creado, y continúan generando, una evolución desigual en la región y en el orbe en general que se traduce en la dependencia económica, centralmente. Problemas que se reflejan en la estructura social boliviana y reflejados también en las incidencias internacionales; en éste último aspecto, la dependencia no se refleja solamente a nivel político, ideológico, cultural, entre otros.; sino también, se refleja en la práctica del conocimiento riguroso de la naturaleza y la sociedad, hecho que se refleja en la producción, circulación y consumo, o sea en la economía.

La práctica económica, su grado de desarrollo, se explica a través del grado de  aplicación de lo tecnológico-científico en la explotación de los recursos naturales, actividades que indican el grado de desarrollo intelectual, o de conocimiento, que se ejercita en la sociedad local y en la sociedad contemporánea. Aquella actividad, explica también, la desigualdad económica entre países, en el desarrollo.

Entonces, la dependencia es también el reflejo de la limitada práctica del conocimiento y la técnica en la producción, cuya base es consecuencia directa de las incidencias que se suscitan en la superestructura de la cúspide social. Además, a aquello se adiciona la práctica cultural local que es resultado del desarrollo de teorías de contenido unilateral-fenomenológico cuyo éxito consiste en la refutación de la modernidad. Esta práctica acentuada de los usos y costumbres, que configuran la actividad ideológica local, se impone gracias a la influencia política, por ello se justifica la sentencia que dice: «las ideas dominantes de una época, son las ideas de la clase dominante»[1] (QHITINAKA MARKAR AMUYUPAMPI MA PACHA IRPIRIJA UKAN AMUYUPAW TAKPACHANAKATAKI UT`ASI).

La práctica de las ideas de sustento unilateral y fenomenológico, en conjunción con las características eminentemente rurales de la población boliviana, mayoritariamente campesina, reivindica la identidad-identitario en la práctica de la sociedad contemporánea. Esa práctica actual difumina la problemática económica-histórica irresuelta de la sociedad boliviana, de su mutilación y enclaustramiento, que deriva de las incidencias que se suscitan durante el desarrollo del capitalismo como forma predominante no solo de la producción, actividades en constante cambio y transformación.

Aquello significa que el secuestro territorial, históricamente mutilado, fue para desarrollar el incipiente capitalismo que se estaba gestando al declinar el modo de producción que le antecedía. La nueva forma de producción se apoya en la práctica del conocimiento científico, en el descentramiento de las viejas concepciones teológicas cuyo factor decisivo fue la ruptura del estrecho espacio o espacios en el que se desarrollaban esas viejas concepciones restrictivas. La ruptura del viejo orden social, la evolución constante del pensamiento, entre otros, posibilitan mayores grados de desarrollo, por tanto de incremento en la producción, distribución y consumo, en resumen: en la determinación económica.

El problema marítimo se inició por causas económicas, se desterritorializan -otros territorios- por las mismas causas; hoy, el secuestro territorial es defendido (Chile) y reivindicado (Bolivia) por las mismas causas económicas, porque genera desarrollo. La reterritorialización por medios unilaterales y fenomenológicos son medios insuficientes y acríticos. La armonía o solidez de los argumentos deben ser sustentadas a partir de la práctica del conocimiento riguroso, no solo histórico, ni solamente cultural, ni solamente ideológico; sino económico, aspecto realizable mediante la correspondencia recíproca de la superestructura y la base de la sociedad boliviana.


[1] Para más detalles consultar la obra de K. Marx. (1937). la Ideología Alemana. Lima – Perú: Librería Distribuidora «El Alba».

 

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